En este tipo de asuntos, cuando la cantidad de opiniones a favor y en contra son muy similares, las autoridades a cargo regularmente se mantienen sin tomar decisiones, pues sin importar cual sea la postura saben que se echan encima a la otra mitad.

Al final, el gran meollo del asunto es la ausencia de legislación y reglamentación al respecto.

Mientras sea cuestión de criterio la razón va a estar del lado del que grite más fuerte, sin una revisión racional, profunda y lógica de los temas.

En este tema la UABC tiene una oportunidad para hacer valer su voz como máxima casa de estudios del Estado, pero no por medio de oficios entregados en oficinas municipales, sino en el congreso del Estado, donde puede elevan a nivel de ley las cuestiones que más convienen a los futuros profesionistas que se forman en sus aulas.

Sabemos que cuando se trata de recursos públicos nunca hay dinero que alcance, sin embargo, muchas soluciones pueden surgir del uso de los recursos políticos con que sin duda cuenta la institución.

Por desgracia parece que en esta ocasión los estudiantes de medicina y los directivos de la escuela se quedaron varados, sin el respaldo de la institución y con opiniones contrarias que apuestan por la polarización.