De acuerdo a datos publicados en un especial del diario “El Financiero” Merardo Francisco León Hinojosa viajaba a bordo del helicóptero porque vigilaba, desde el aire, que transcurriera sin contratiempos la participación de un hijo de Enedina Arellano Félix y de José Briceño López “El Cholo”, joven de las confianzas de la hoy considerada jefa del cartel de Tijuana, en la carrera automovilística Off Road Baja 1000.

La Procuraduría General de la República (PGR) informó que identificó de manera fehaciente que uno de los muertos en el percance fue León Hinojosa, a quien se le atribuye haberse encargado de integrar el grupo de los narcojuniors al servicio de los Arellano Félix, en la década de los noventa.

El Abulón, junto con Francisco Cabrera Castro El Piedras, Fabián Martínez El Tiburón, Alfredo Hodoyán Palacios El Lobo, y otros sicarios, participaron en el asesinato del exsubdelegado de la PGR en Tijuana, el doctor Ernesto Ibarra Santés, en septiembre de 1996, en el Distrito Federal (después se supo que Ibarra Santés servía a los intereses de Amado Carrillo Fuentes, a quien entregaba reportes de las actividades de los Arellano).

La Coordinación de Servicios Periciales de la PGR emitió un dictamen realizado mediante el sistema antropométrico de identificación, en el que corroboró que se trata de León Hinojosa, uno de los hombres de más confianza dentro del cartel, a quien se le adjudica la planeación del intento de homicidio de Carrillo Fuentes en el restaurante Bali Hai de la ciudad de México, en noviembre de 1993.

Eran tan importante dentro de la organización criminal, que más de medio centenar de sicarios reclutados en Tecate, Tijuana, Rosarito y Ensenada sacaron de manera violenta su cuerpo del necrocomio, matando a dos custodios -Enrique Lemus y Salvador González Quijano- y llevándose como rehenes a Juan Sigala y Salomón Carlos, a quienes liberaron después en la carretera.

El comando con unas 15 camionetas llenas de hombres armados pudo transitar sin problemas por el norte de Baja California, pese a que había un operativo federal con más de tres mil soldados, policías preventivos y agentes en Baja California.

Narcojuniors

En enero de 1996 el Financiero publicó cómo "una criminalidad soterrada, lenta pero implacable para eliminar a enemigos reales o supuestos, a excolaboradores y a toda persona sospechosa de saber demasiado sobre el tráfico de drogas" en Tijuana arrojaba un saldo de por lo menos 18 ajusticiados.

Todo salió a relucir tras el cateo a la residencia de Emilio Valdés Mainero, El CP, aprehendido en San Diego, California, y la detención del excapitán del Ejército Gerardo Cruz Pacheco, supuesto asesino del exdelegado de la PGR en Tijuana, Arturo Ochoa Palacios.

Jóvenes reclutados para operar el tráfico de drogas y luego liquidados por órdenes de los Arellano Félix fueron, entre otros:

Eduardo Videgaray, Jorge Montero, Jesús El Bebe Gallardo Vigil, Javier Bejarano, Danto Espartaco Cortés Acosta, Alberto Carmona Rocín, Aarón Smeker Barba, Jesús Marroquín Morales, Marco Antonio Ayala, Ángel Gutiérrez, Alejandro Cázares, Estanislao Olmos, Gregorio Olmos, Gilberto Díaz, Ubaldo Medina, Wenceslao Berinstáin, Oscar Retamosa y Érick Rothenhausler.

Ellos se habían acostumbrado a una vida de lujos y desenfreno, con autos deportivos y presencia constante en centros nocturnos, lo que la organización criminal consideró dañino y un estorbo para la marcha del negocio.

En esa labor de reclutamiento y posteriores ejecuciones siempre estuvo presente El Abulón. Terminó siendo guardaespaldas de confianza de la familia Arellano.

Tras su muerte accidental, el procurador General de la República, Eduardo Medina Mora, se mostró cauto y dijo en noviembre que el cuerpo robado por un comando "no es familiar de ninguna persona cercana a los Arellano Félix". Ayer se corroboró su identidad.