No lo pude evitar, acercarme y tratar de consolarlo un poco, porque era la imagen de la ternura, un pequeño de no mas de cinco años de edad, que en su primer día de escuela se sentía abandonado.

Le expliqué que en un ratito más, su mami llegaría por él, y me dijo que no, que lo habían dejado ahí y que el extrañaba a su hermanito, pero que ya no lo iba a ver.

Le dije que no era así, que era la escuela y que en un ratito mas su mamá o su papá llegarían por el y al rato, podría jugar con su hermanito y mañana regresaría a la escuela, pero siempre regresarían por el.

No se si entendió el concepto de “siempre” ese que usamos las mujeres especialmente cuando reclamamos algo y por lo cual nos llaman “históricas e histéricas”

Pero lo vi sonreír y un poco mas tranquilo.

Para este pequeño era su primer día de clases, un día en el que las mamás y los papás por igual, sentimos un nudo en la garganta cuando dejamos a nuestro bebé, en manos de otras personas.

Es un momento de madurez y valentía, no para el pequeño, sino para los padres, que tenemos que entender que puede estar en un lugar distinto a nuestros brazos y estar seguro y aprender y cada día llegar con una historia nueva que los va convirtiendo en lo que ellos llaman “niños grandes”.

Me acordé de una de las mejores entrevistas de mi vida, o por lo menos de las mas interesantes, que hice en un primer día de clases de un jardín de infantes donde las versiones del porque del kinder, revelaban los sentimientos de los pequeños.

Una niña me aseguró que la habían dejado en ese sitio, porque se había portado mal, otra porque ya no la querían, un niño porque le pegó a su hermanito y otro más porque se le había olvidado a su papá.

Solo una me dijo que estaba ahí para aprender y luego se soltó llorando porque extrañaba a su mamá.

La escena la recordé entonces con ese niño, de mirada triste y ojos hinchados que muy seguramente al otro día, no llorará cuando lo dejen en la puerta y muy pronto, empezará a mostrar los dibujos y tareas que hace, luego le dirá a su mami y a su hermanito que él, por estar en la escuela “ya es un niño grande”.