Finalmente toma protesta Enrique Pelayo Torres, en medio de uno de los escenarios mas extraños, truculentos, adversos y sorpresivos de la historia del PRI porteño.
¿Por qué?
Porque muchos priístas pasada la borrachera emocional del triunfo, han concluido que Pelayo fue un suertudo y cualquiera, no solo él, si hubiera contendido por el PRI habría corrido con la misma suerte.
Porque otra parte de los priístas sostiene que este puesto fue gracias a la estrategia política de Fernando Castro Trenti quien tiene ya complejo de Gobernador, y todopoderoso, pese a que no pudo colocar el gabinete que el quería.
Porque el PAN aunque hasta ahora no termina de salir de la sorpresa, empieza a ver con gusto, como el “síndrome del Panista de abolengo” empieza a permear entre los priístas, lo que podría convertir al partido de Pelayo en el de sus propios enemigos, si no, hay que ver ya el agarrón al interior del cabildo.
Porque la composición de regidores, entre “pura sangre y mezclados con lo que sea” al parecer ya tienen un titiritero y esto le podría generar al alcalde muchos conflictos derivado de esas ansias de poder.
Porque además es un alcalde del PRI en un Municipio, que aunque tiene un congreso con mayoría de su partido, finalmente está dentro de un Estado con un Gobernador del PAN y con una Federación también del PAN.
Porque las últimas composiciones políticas donde nadie tiene mayoría absoluta, han obligado a los grandotes a aceptar los caprichos e imposiciones de los minipartidos y de la asociación que hagan se derivarán acuerdos, reglamentos y leyes, pésele a quien le pese.
Porque si esto fuera poco, Pelayo enfrenta además otra situación que no se sabe como manejará, el desempleo político del PRI de nueve años cuyos grupos ahora reclaman posiciones, no por capacidad, sino por el solo hecho de ser del PRI.
Porque las decisiones incorrectas que se tomen, al contratar a los amigos o a los del partido, podría generar un escenario similar al que llevó Osuna Millán a perder el Congreso, al colocar a los mas Panistas, no a los mas capaces.
Ante esto, lo que parecía ser un sueño político hecho realidad para Pelayo al ser Alcalde de Ensenada, se podría traducir muy pronto en una pesadilla para él y en un caos para la ciudad, considerando que a la mayoría de los políticos independientemente del partido, le vale literalmente el pueblo, (si no me cree revise la historia reciente).
Sin embargo, existe una esperanza, Pelayo, no era el abanderado del PRI, ha sido un empresario que ha vivido de su trabajo, no solo de la grilla y entre su gente hay algunos seres pensantes (no todos) de ahí que bien pudiera remontar las primeras semanas de acomodo y convertirse en un Presidente Ejemplar.
Pero eso es lo que a mi, me gustaría, sin embargo, por el solo hecho de ser periodista, el escepticismo me gana.