La noche del 24 de diciembre, todo estaba listo para la cena, el pavo fuera del horno y colocando los platos cuando se empezaron a escuchar sirenas de ambulancias, patrullas y bomberas a pocas cuadras de donde me encontraba.
Tras confirmar que ocurría, decidí dejar de lado a la familia por un rato y salir a tomar fotos del accidente que se acababa de registrar a menos de 10 cuadras de donde estaba.
No me esperaba la escena, no en 24 de diciembre casi a las 10 de la noche, cuando la experiencia me decía que a esa hora, la mayoría de las personas ya están en casa, con sus familias, departiendo previo a la navidad.
Entre las torretas que emitían luces intermitentes, personal de cruz roja y policías, estaban dos vehículos despedazados, un pick up Negro, y en la ventana del piloto una sábana blanca colgando, que momentos después al fijarme un poco mas, noté que cubría a una persona muerta.
Era un jovencito, de 24 años de edad, Juan Luis Dorado, que inicialmente los oficiales pensaron era menor y que quedó en una unidad con la parte frontal despedazada por la fuerza del choque y con el motor aun caliente.
En la caja del pick up había un contenedor de plástico, al parecer en el estaba un pastel y otros objetos muchos de ellos habían salido volando.
En la esquina volcada sobre un costado, una camioneta blanca en la cual había aun personas atrapadas, aun no definían cuantas solo que se escuchaba el llanto de un niño.
Los policías con los rescatistas y bomberos apoyaban para lograr sacarlos, un rescate difícil porque estaban atrapados y porque la posición en que quedó la camioneta lo hacía mas difícil.
La zona había sido acordonada y alrededor los familiares de quienes se habían accidentado pedían que les explicaran que ocurría, pero no podían hacerlo, porque aun no sabían la gravedad de las lesiones.
Una jovencita con pantalón de mezclilla, botas café a la moda, chamarra haciendo juego de cabello largo, fue la primera que lograron rescatar, estaba malherida, igual que su mamá que rescataron enseguida y luego su hermanito.
La jovencita se llamaba Pamela, Pamela Navarro Sumuano y aunque fue rescatada con vida, estaba grave, murió pocas horas después de llegar al Hospital.
Pamela tenía 23 años y era recién egresada de la carrera de abogacía en la UABC, tenía un perfil en Facebook y su foto.
Hoy buscando algunos datos, di con su perfil, describe quien era, lo que le gustaba y lo que quería.
Una chica estudiosa, inteligente, llena de sueños y proyectos.
Pero lo que llamó mi atención, fue su foto. No se si la colocó su familia, o alguna de sus amigas o amigos, incluso por la navidad ella misma, pero Pamela estaba vestida de ángel.