El socio capitalista entonces y ahora era el mismo, Don Alejandro Treviño Cueva, un hombre de carácter fuerte, bragado y tesonero por no llamarle terco.

Ingeniero al fin y al cabo, práctico por definición, se metió entonces en un berenjenal el de los tiempos que corrían y que anticipaban que las utopías como esas, no podrían prosperar y la maquinaria del gobierno movería como lo hizo todos sus engranes para acabar con el derecho que se había ganado, el derecho a la libertad.

Los que le siguieron en el sueño como anunciantes fueron no pocas veces víctimas inmediatas de Hacienda que con auditorias frenó cualquier intento de apoyar.

Con la misma velocidad que contrataras el auditor te visitaba y eliminaba con ello esta intención de desestabilizar según su corto, muy corto entendimiento.

El maestro de la bola de reporteros imberbes y jovencitas inexpertas era un tipo llamado Arturo López Juan, el jefe de Redacción que mas de una vez sin ningún miramiento, tomó nuestras notas y con una sonrisa entre divertida y malévola nos dijo, pondré la nota en donde debe ir y enseguida la hacía bolita y la canasteaba en el bote de basura.

Luego nos explicaba porque la habíamos regado y con toda la paciencia del mundo nos llevaba de nuevo a ese extraño camino que los reporteros llamamos entrada en el cual se centra el corazón de una nota, un reportaje o una crónica, es decir tu oportunidad de atrapar al lector en donde quieres.

Hoy, la historia se repite, el sueño empieza nuevamente, plumas con experiencia y muchos novatos se han sumado a este proyecto, un proyecto que bien vale por el solo hecho de creer en el.

Enfrentarán como antes, muchas inercias, la de lectores acostumbrados a conformarse con lo que les dan y creer lo que les dicen.

Autoridades de un partido diferente que opinará que se han conjurado en su contra para hablar mal de ellos.

Corruptos que están convencidos que con lana baila el perro y porque ellos han bailado los demás deben bailar.

Criticones sin oficio ni beneficio, deudas, retos, conflictos internos y externos.

Sin embargo con el solo hecho de nacer, la parte mas difícil del camino esta recorrido porque el producto ha nacido vivo.

Deberán ahora, contra viento y marea, fortalecerlo, hacerlo que camine solo y luego hacerlo crecer.

No es fácil, es difícil, es caro y el precio solo quienes lo han impulsado lo conocen.

Sin embargo desde aquí, les deseamos, que el derecho que hoy se han ganado con el solo hecho de publicar prevalezca y se fortalezca basados en la verdad, la ética, la honestidad y el respeto a los demás.