Hace unos cuantos días, el Presidente Calderón se expresó así sobre la sucesión presidencial en una entrevista a cargo del periodista Tom Wainweight: “Un candidato que se mira ganador y un partido que ve una victoria inefable… estoy hablando del 2006”.

Es el si se pudo de los panistas… porque efectivamente, el 2006 si se pudo.

Calderón construyó una campaña exitosa mientras López Obrador hizo todo lo posible por destruir la propia. Madrazo en ese momento mantenía la misma fama pública que le acompaña hoy y que le dio sólo el voto duro del PRI.

Los actores hoy son distintos aunque igualmente perversos en su búsqueda del poder por el poder.

El régimen de partidos nos obligará a elegir de un menú donde nos colocarán a quienes tienen la mejor posibilidad de ganar, sin importar su aptitud para dirigir el país.

En la respuesta de Calderón se asume que el escenario es el mismo, sólo que esta ocasión el candidato que se mira ganador es Peña Nieto y el partido que ve la victoria inefable es el PRI.

Los números que se reflejan en este sondeo de alguna forma establecen las condiciones en que inicia la contienda, desde nuestra perspectiva bajacaliforniana: un PAN con una precandidata avalada por los protagonistas del cambio en el 89, un PRI a medio gas que al momento tiene mas votos duros que simpatías y finalmente una izquierda que al menos aquí, apenas pinta.