Cada vez son mas frecuentes las atrocidades cometidas por el personal bajo el mando del General Duarte Mújica, capaz de acusar de borracho al Secretario General de Gobierno, pero ineficiente a la hora de ejercer su autoridad para poner orden en sus tropas.

Si no puede o no quiere hacerlo para el caso es lo mismo; después de todo ejerce una posición de semi Dios ante el Gobernador del Estado y el Procurador de Justicia, que se declaran incompetentes ante delitos del fuero común que por estar militares involucrados, se turnan a la ineficiencia de la PGR apostando a que a los mexicanos todo se nos olvida.

De poco servirá la indignación de la comunidad en general y la del Alcalde ensenadense, que en su momento dijo: “Vamos a hacer que a éstos señores se les aplique todo el rigor de la ley y ya la Procuraduría tiene denuncias formales, son hechos probados, mi gente fue certificada de que fueron víctimas de estas atrocidades y no vamos a permitirlo”.

Pero donde manda Calderón hay mexicanos de primera y de segunda.

Bajo la bandera de la guerra contra el narco, actos como el de San Quintín gozan de una impunidad ofensiva, al margen de todas las leyes vigentes en el país.