Del 12 al 18 de diciembre le planteamos: Lo sucedido la semana pasada con Enrique Peña Nieto, ¿cambió su opinión sobre él?. El 58 por ciento de los participantes manifiestan que si. Gracias a todos por expresar su opinión.
El candidato mejor perfilado en la contienda por la presidencia de la república cometió un error y dio mucho de que hablar a todo el país, sin embargo el debate se concentró en dos aspectos: por un lado, la trascendencia de si un político es culto o no lo es; por otro, la poca habilidad de Peña Nieto para salir del aprieto.
En ambos temas, lo de la cultura y lo de la habilidad, las visiones se polarizaron de acuerdo a las filias y fobias de cada uno de los que se atrevió a expresar su opinión.
De lo que se ha hablado muy poco es del cambio en la percepción de los electores, lo que resulta fundamental pues el precandidato que ocupa la posición más alta en las encuestas, ha construido su carrera política estrictamente a base de imagen pública.
Históricamente, quienes han contendido por la Presidencia de la República representando al Partido Revolucionario Institucional, lo han hecho a partir de una carrera de varias décadas.
Hace 10 años, Enrique Peña Nieto ocupaba la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado de México; hace siete era sólo diputado local.
En los seis años que duró su mandato como Gobernador del Estado de México, logró construirse la imagen popular que lo pone al frente de las encuestas, especialmente por sus constantes apariciones en revistas de espectáculos.
Dice la filosofía popular que lo que llega fácil se va fácil. El virtual abanderado del PRI construyó una imagen para sustentar una carrera política. Si la imagen se cae, es posible que lo que quede no sea suficiente para llegar a la silla del águila.