Hace poco más de 10 años, Estados y Municipios reclamaban a la federación la urgencia de que el delito de narcomenudeo en crecimiento en el país pudiera ser atendido e investigado por sus corporaciones y sus instituciones.
Las matanzas, descuartizados, cadáveres calcinados, ajustes de cuentas, el ejército en los retenes haciendo y deshaciendo, no eran aún nota de todos los días.
Pero ni la federación ni los legisladores escucharon y a la PGR entonces lo que menos le importaba era atacar este delito creciente que le empezaba a generar a su corrupto personal enormes ganancias, que se entregaban en corto a policías y ministerios públicos federales por no turnar.
No había abogado que no supiera que para todo había, como hasta ahora precio, les faltaba solo colocar en la entrada un letrero con las cuotas, para dejar libre lo que fuera.
Pero los narcomenudistas son productivos, una caída de vez en cuando, les redituaba entonces por lo menos 1 mil dólares a los agentes y cuando eran reincidentes la cuota se elevaba.
El negocio pues era demasiado bueno y fructífero para dejarlo ir.
No había precisiones de cuantos de los que entraban eran consignados realmente.
No había datos de cuantos de los consignados al Juzgado en realidad eran sujetos a un proceso.
Impensable que se conociera cuantos de los que se procesaban, en la realidad eran sentenciados y por cuanto.
Luego hubo cambios en la ley, se establecieron nuevas reglas que acrecentaron el consumo de drogas en México al hacer lícito traer drogas para consumo si se comprobaba que se era adicto y bajo esta figura el monstruo creció y creció.
Se repitió la opacidad en la información, quien entraba, como , porque y si era sujeto a proceso o incluso a rehabilitación son datos que solo la PGR conoce y quien sabe, porque no lo han podido conocer en Baja California ni la Secretaría de Seguridad Pública Estatal, ni a nivel nacional la Secretaría de Salud.
Derivado de este monstruo insaciable, los crímenes relacionados con el narcotráfico fueron creciendo a los niveles imparables que toda la sociedad ya conoce.
El narcomenudeo y toda la porquería que tiene aparejado de muerte, destrucción, enfermedad, abandono de infantes, robo, agresiones y corrupción son responsabilidad y orgullo de sus creadores que se siguen enriqueciendo con ellos.
Las corporaciones estatales investigan esa estela de porquería, pero cuando aparece como causa el narcotráfico se turna por incompetencia o la PGR atrae por competencia.
Pero a partir de agosto la Federación ya no investigará mas el delito de narcomenudeo que se convertirá en competencia estatal.
El riesgo es que hoy en Baja California, se diga lo que se diga, las corporaciones estatales y municipales están menos mugrosas que hace diez.
Los tiempos para estas sí pasaron y fueron obligadas a cambiar.
El riesgo que enfrentarán ahora es ¿hasta donde la PGR los dejará investigar y en que momento, atraerá el caso para proteger y servir a los que hoy protege y sirve?.
¿Cuantos meses se tardará esta nueva responsabilidad en embarrar de mugre lo que ya se había limpiado?.
¿Qué tanto esta medida, es por la urgencia de Calderón de repartir los 40 mil cadáveres propios, en los hombros ajenos?
LAS NUEVAS DISPOSICIONES