En nuestro sondeo anterior le planteamos: En esta cuaresma... ¿aumentó su consumo de pescado o marisco? Solo uno de cada tres nos dice que si. Gracias a todos por su participación.
Nuestro país, formado culturalmente como un pueblo católico, apostólico y romano, sintetizó la etapa meditativa, de ayuno y de abstinencia a la simple eliminación de la carne roja en el menú, cada uno de los viernes de cuaresma.
“Es vigilia… no se come carne” nos decían las abuelas.
Para nuestro sector pesquero representaba un pico en las ventas, pues al menos por tradición había que voltear a la enorme riqueza que nos ofrece el mar, esa misma que el resto del año dejamos de lado falta de educación nutricional.
De acuerdo a nuestro sondeo, la tendencia de la tradición es a la baja y quizás no pasen muchos años antes de que desaparezca por completo.
Lo hemos dicho y hay que insistir: El pescado nos ofrece una fuente de proteína económica, de alto valor nutricional y una estrategia a largo plazo para sacarle la vuelta a las enfermedades cardiovasculares.
Independientemente del componente relacionado con la religión, el simple hecho de que disminuya el consumo de pescado es una mala noticia para todos, más aun para los ensenadenses, que tenemos parte de nuestra economía en ese sector.