¡Ya para que! Simple y llana fue la respuesta de un armador cuando hace algún tiempo le preguntaba, que opinaba del levantamiento del embargo atunero.
Y al reflexionarlo un poco, no me quedó mas remedio que coincidir con ese ¡Ya para que! y acordarme que es lo mismo que yo había dicho alguna vez frente a la televisión, cuando el Papa Juan Pablo II pidió perdón a la humanidad por las atrocidades de la Santa Inquisición.
Pidió perdón entonces en el año 2000, dos siglos después que la Inquisición en el nombre de Dios, había llevado tribunales de la iglesia a 44 mil 674 personas acusadas de herejía entre los siglos 13 y 19.
En aquel entonces recuerdo que al tiempo que se solicitó el perdón, la Iglesia planteaba a modo de disculpa que se había hecho un estudio a lo largo de varios años y de los 44 mil y garra que habían juzgado, solamente el 1.8% habían sido condenados a muerte. O lo que es lo mismo 804 personas sin incluir a los gatos negros.
Reveladora pues la disculpa… pero ¡Ya para que!
Algo similar ocurre con Ensenada.
Luego de 21 años de un bloqueo comercial que acabó con una actividad económica en la que fuimos potencia nacional, lo que diga la OMC sobre el embargo, le va servir de muy poco a las mas de 9 mil personas que, perdieron trabajos, empresas y barcos.
Muchas de estas personas empresarios pesqueros exitosos, murieron ya, o son muy viejos y los pescadores atuneros de entonces, también. Los barcos que aun no se han hundido o ido a parar a la chatarra, están asignados a puertos muy distintos a Ensenada que era su puerto base. Los que flotan fueron comprados a fines de los 80s y son hoy, casi, casi, piezas de museo.
Mientras Estados Unidos mantuvo el embargo sobre México, el país finalmente reaccionó, al igual que los empresarios que impulsaron el consumo de atún en el mercado interno.
Las 110 mil toneladas de atunes que se pescaban y de las cuales se exportaba casi la mitad, para el 2000 ya eran consumidas íntegramente por el país.
Para el 2010 este consumo siguió creciendo y hoy México requiere 145 mil toneladas cada año para cubrir su demanda y debe importar atún de otras naciones.
Hoy aunque Estados Unidos levante el embargo, modifique etiquetas y pidiera incluso más producto, México difícilmente sería una opción por la exigencia de su propio mercado interno.
La resolución es entonces mas que una cuestión económica o estratégica, un acto de justicia, en donde un tribunal externo confirma que México tenía razón.
Pero con todo y esto, después de 21 años…. ¡Ya para que!.