En el punto de vista más estricto, la definición de la elección está en manos del Instituto Federal Electoral, que se expresará de acuerdo al cómputo de las actas realizadas al cierre de las casillas.

Sin embargo, días antes de la elección se suspenderán todas las campañas políticas en medios masivos, pero difícilmente podrán acallarse las voces de los particulares, que seguramente mantendrán la búsqueda de votos en ese terreno extraño e imposible de controlar llamado Internet.

El acarreo (ahora digital) creado por el PRI y por lo tanto inserto en el código genético del PRD, copiado magistralmente por el PAN y por todos los demás.

Habrá un ganador y para este (quien sea) no habrá más historia. Dirá que ganó en una elección limpia, que confía en las instituciones y llamará a la “operación cicatriz” para zanjar el tema y preparar el proceso de entrega recepción del gobierno federal.

Lo dicho en las redes sociales será esgrimido por quien resulte en segundo lugar y por absurdo que parezca, tratarán de darle más valor que a los votos mismos.

El ruido en las redes será solo eso… ruido peligroso si los ciudadanos le concedemos más valor del que realmente tiene.