Sin embargo, estos logros en la tecnología con los que ahora podemos comunicarnos con una persona al otro lado del mundo en tiempo real, han formado parte de grandes cambios culturales y de infraestructura dentro y fuera del planeta, como en el caso de los satélites.

Es por esto que en esta ocasión queremos recordar la primera vez en que nuestro estado logró entablar una conversación vía telefónica con la ciudad de México.

Fue a las nueve de la mañana del día 11 de octubre de 1947, que el señor presidente de la república, el licenciado Miguel Alemán, inauguró la línea telefónica directa entre el estado más retirado del país con su capital.

Tal llamada se realizó desde la residencia de Los Pinos con el comandante de la Segunda Región Militar, el general Carlos Reyes Avilés y con el secretario general de gobierno de Baja California, el licenciado Carlos Osorio.

Después de que el presidente se comunicara, habló el general Gilberto Limón, secretario de Defensa Nacional, y el licenciado Agustín García López, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas, quien felicitó a la Comandancia General de Transmisiones, a cargo del Coronel José de Jesús Clark Flores.

Dicho coronel dirigió los arduos y difíciles trabajos en las instalaciones de la red de comunicación, que finalmente terminaron de tender la nueva línea de Mexicali con la ciudad de Hermosillo Sonora, donde se conectó con la existente red telefónica que daba servicio al resto del país.

Asimismo, las felicitaciones se hicieron extensivas al Sr. Manuel P. Barbachano, presidente de la Compañía Telefónica Fronteriza S. A., por sus esfuerzos para lograr el enlace de los servicios de esta empresa bajacaliforniana con los de la compañía Erickson, en beneficio a la población de nuestro estado.

A partir de ese momento, la población en general contó con la comunicación directa con los circuitos telefónicos de Sonora y Sinaloa. Y partir del 19 de ese mismo mes, se estableció comercialmente la comunicación con el Distrito Federal y el resto de la república.

Esta nueva línea mexicana vino a subsanar el problema y las dificultades de costo que tenían que enfrentar quienes tenían por necesidad comunicarse al interior de la república, ya que antes tenían que utilizar los servicios de empresas extranjeras para lograr enlaces a Nogales, o en su defecto, con las del Paso o Laredo, Texas.

Es de hacer notar, que los elementos del Ejército Nacional del Departamento de Transmisiones, que estuvieron bajo las órdenes del coronel Clark, tendieron las líneas a través del Desierto de Altar, en el estado de Sonora.

Tal desierto cubre 5,700 kilómetros cuadrados de la zona más inhóspita del norte de México. Con las más extremadas temperaturas tanto en verano como en invierno, donde se forman repentinamente y sin causa alguna terribles ventiscas que levantan e impulsan la arena que hiere al golpear las partes del cuerpo que estén expuestas con esa misma arena que con tal fuerza lija cualquier superficie de metal, haciendo desaparecer pintura, o cromo, que los cristales quedan al final, esmerilados y opacos.

Es a través de este desierto que, hace 66 años, cuadrillas de hombres temerarios tendieron, poco a poco ese hilo de cobre que eventualmente comunicaría, por fin, la olvidada Baja California con el resto del país.