Observaba ayer al ocaso uno de los atardeceres hermosos que nos regala la naturaleza en Ensenada, uno de esos privilegios que los seres humanos atareados con el trabajo, las presiones y la tensión dejamos de observar por falta de tiempo y pensaba en el milagro de la vida, ese milagro que de tan cotidiano nos deja de maravillar.
El término milagro, no se porque se asocia de manera inmediata con cuestiones religiosas, pero en estos momentos lo que menos pretendo es filosofar o cuestionar cosas como esas, es sencillamente recordar que como humanos no debemos perder la capacidad de asombrarnos y agradecer a la vida estar y poder observar cosas como estas y como otras como la historia de Lucero a un año de Distancia.
Lucero es la bebita que el año pasado fue rescatada minutos después de nacer cuando había sido arrojada por alguien a una fosa séptica envuelta en una bolsa de plástico y papeles sanitarios cubierta de hormigas que lograron picarla.
Ella fue rescatada por el que ahora es su papá Oscar Herrera un valiente policía que sin pensar en lo riesgoso de su acto, se metió a la fosa séptica para sacar a la recién nacida que de inmediato fue trasladada a un hospital para poderle salvar la vida.
En esas mismas horas ocurrieron muchas cosas, la pequeña ahora se sabe, estuvo al borde de la muerte debido a la gran cantidad de gases tóxicos que respiró las horas que permaneció semisumergida en la inmundicia.
Lucero en su llegada al Hospital sufrió dos paros cardiacos que la tuvieron a punto de morir por lo que un sacerdote le colocó los santos óleos previendo su muerte.
Sin embargo unos días mas tarde se impuso la vida y a los pocos días, la bebita había recuperado la salud y fue trasladada a una casa cuna para su atención.
La familia del policía esposa e hijos, tomaron entonces una decisión trascendente en su vida y la de la pequeña, adoptarla y darle un hogar, para lo cual debieron cumplir con todos los requisitos que marca la ley y eso implicaba una larga espera de varios meses donde no pudieron ver a la chiquita.
Siete meses después la pequeña por fin fue entregada en adopción a Oscar Herrera y su esposa, le entregaron con ello a la niña unos amorosos papá y mamá que tienen la experiencia de haber criado con éxito a tres hijos productivos y sanos.
Hace un año cuando Herrera acababa de rescatar a Lucero a quien llamó así desde el primer momento indicó que tenía la intención de pedir a la niña en adopción y pidió también a las autoridades que no la registraran como bebé desconocida.
Pidió que la pequeña llevara el nombre de lucero porque su aparición era considerada por el como una luz en su vida y la de su familia.
Este fin de semana bautizaron a Lucero es una bebita hermosa como cualquier otra que cumplió un año y empieza a intentar dar sus primeros pasos, sonríe con facilidad y sus ojos brillan como su nombre.
Su bautizo y su fiesta de cumpleaños fue como la de cualquier otro bebé rodeado de amor y de su familia, pero Lucero es un milagro, siempre será un milagro de vida.