Entre estos, se encuentran diferentes artistas que han cambiado por medio de Photoshop las proporciones de las figuras de las princesas de Disney, haciendo evidente que desde muy pequeñas, a las mujeres se nos imponen (desde negocios dominados por hombres) estándares inalcanzables de belleza. Lo mismo ha sucedido con los cuerpos de las Barbies y otras muñecas populares entre las niñas.

En el mundo adulto se han hecho diferentes proyectos de fotografía y pintura que convocan a la belleza desde otros cánones que no son la juventud y la delgadez.

El que he encontrado más recientemente es el grupo de sesiones fotográficas que hizo Playboy con sus conejitas de los años 50´s, 60´s y 70´s en la actualidad. Las conejitas de antaño lucen figuras adecuadas para su edad y aunque si bien hacen mucho por ocultar los desperfectos del cuerpo, las canas y hay algunas que obviamente tienen cirugía estética, son un símbolo de la sutil protesta con la que las mujeres estamos dejando el ideal de la mujer esquelética detrás.

¿Y eso en qué nos beneficia? Se ha hablado mucho de este cambio necesario en los estándares debido a que mujeres mueren cada día en el camino de alcanzarlo. Esto sucede por medio de los trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia, en la mesa del quirófano por complicaciones de cirugías que en ocasiones no son necesarias, entre otras situaciones.

El modelo ya obsoleto de la mujer flaca es un remanente del estereotipo de género que nos obliga(¿ba?) a ser obedientes. Una mujer que fuerza su cuerpo a una dieta estricta o a la recuperación de una cirugía innecesaria, está pasando inconscientemente por un proceso de obediencia a un sistema que la mantiene oprimida.

También se han encontrado resultados de pequeños experimentos como el de una chica que dejó de maquillarse por una semana después de toda una vida de hacerlo a diario. Ella no se considera a sí misma vanidosa o insegura, y por esto creyó al principio que era un experimento frívolo porque aparentemente no le importaba como la vieran. Al final de la semana se había dado cuenta de cuánto en realidad le importaba sin cuestionarlo, que las personas la encontraron hermosa sin él y de todos los beneficios que lleva el no portar maquillaje de manera estricta, como dormir más y entregar una imagen congruente con la aceptación de nuestros propios “defectos” como pecas o barritos que no deberían ser tan importantes, y sobre todo, hacernos gastar dinero que podría ser destinado a otras cosas más placenteras o necesarias.

Otro experimento menos aceptado ha sido dejar crecer el vello axilar de algunas chicas que luego lo adornan o pintan con colores de fantasía para tomar fotografías. Todo con el propósito de cuestionar por qué las mujeres debemos mantener lampiña esta parte de nuestro cuerpo y los hombres no, a la vez que intenta otros conceptos de belleza que vuelven al propósito de construir otra imagen femenina fuera de los estereotipos tradicionales.