Se trata solamente de evitar que decenas de caballos sean utilizados en actividades hoy en día injustificadas y, por si fuera poco, bajo condiciones que rayan en el maltrato y la sobreexplotación. Sí, aunque parece ridículo para algunos, los caballos son maltratados y sobreexplotados.

Tampoco se trata, como argumentan otros, se querer quitar una fuente de trabajo para las familias que viven de la operación de las llamadas calandrias. Por supuesto que no. Ojala que su actividad se fortalezca y sea generadora de mayores recursos. Ojalá que sí.

Pero si se hace necesario recurrir a otras fuentes de arrastre para sus vehículos turísticos que no sea la fuerza de los caballos. Tal como ya ocurre en otras partes del país en donde se estableció una prohibición para que equinos sean utilizados en dichas tareas.

Que los inconformes por el uso de caballos para jalar calandrias, aseguran otros, son unos cuantos y que además forman parte de grupúsculos que se contraponen contra todo lo establecido solo por contraponerse. Que los caballos es lo que menos les interesa.

Tal aseveración se ubica en el terreno de la intolerancia y la cerrazón. Aun así sea un solo ciudadano quien manifieste su informidad por algo que considera injusto y lo manifieste a través de conductas permitidas, como es una marcha, merece respeto.

Que a dónde irán a parar los caballos en caso de que ya no jalen las calandrias, cuestionan algunos. Que les puede pasar lo mismo que a los animales que fueron retirados de los espectáculos circenses, afirman.

Interrogantes, sin duda que rayan en lo incongruente. No es lo mismo encontrar un confinamiento para leones, tigres, elefantes o chimpancés, que para varias decenas de caballos.

Estos últimos serian bien recibidos y mejor atendidos de ser canalizados a rancherías y comunidades rurales donde se practica la agricultura, o bien para el transporte de personas en caminos agrestes.

Los visitantes que llegan a Ensenada y contratan los paseos en calandrias lo hacen atraídos por el recorridos en sí y no por sentirse jalados por un caballo. Eso es una realidad. Por eso pues a la persona que opera un “trenecito” por la zona turística le va muy bien. No ocupa de caballos para llenar sus pequeños remolques.

En una sociedad que aspira a mejores estándares de convivencia y desarrollo, la congruencia por el respeto a los derechos de los animales debe ser una bandera de todos y no un motivo para galopar, como potros salvajes, cada quien por su lado.

Ciclo vía

Que el proyecto de la ciclo vía debe desaparecer porque, aseguran, pocos la utilizan. Que es mejor recuperar los cajones de estacionamiento que se perdieron, sobre todo en la zona de la Playa Municipal.

Yo, que transito a diario por la zona referida me doy cuenta que sí hay ensenadenses que se mueven y usan la ciclo vía. Que hay quienes esperan ver un desfile permanente de ciclistas sobre la misma, pues sí pero tampoco da para tanto.

La cultura por el uso de la bicicleta como un vehículo de transporte apenas da sus primeros pasos en este puerto. Apenas empieza a caminar y ya quieren frenarla.

Lo que tenemos que exigirnos como sociedad es incentivar el uso de la bicicleta, destacar sus beneficios como una actividad libre de contaminación y además generadora de beneficios físicos para quien practica el ciclismo.

Que el proyecto de la ciclo vía presenta irregularidades, pues sí. Que pueden corregirse, también. Que nos falta darle seguimiento al proyecto, sobre todo en el aspecto de la conservación, es innegable.

Los detractores de la ciclo vía reclaman mejor la recuperación de espacios de estacionamiento, sobre todo en la extensión de la Playa Municipal. Sí, justo ahí donde durante los fines de semana cientos de personas se reúnen para la ingesta de bebidas embriagantes y la comisión de otros excesos.

Mil veces preferible contar con una ciclo vía poco utilizada, que abrirle el camino a actividades que se contraponen a una sociedad de bien y que aspira a mejores estadios de bienestar y desarrollo.

Fortalezcamos entonces la cultura por el uso de la bicicleta. Por un uso ordenado y responsable.