El gobierno federal no tiene la mínima intención de recurrir al decomiso de los autos “chocolate”.

Y es que si no lo había hecho antes, mucho menos ahora que nos adentramos en un proceso electoral sumamente competido y en donde está en juego la mismísima presidencia de la República.

Más bien, tomando en cuenta las declaraciones de varios diputados federales de extracción priista, lo que podría abrirse es un programa de “emplazamiento” para millones de vehículos automotoras que circulan en forma ilegal en todo el corredor Norte del país.

A decir de los legisladores, se trata de resolver un problema social que involucra a cientos de miles de familias.

Pues si, un problema social que para algunos fue maquiavélicamente alimentado por el mismo gobierno federal.

Y en verdad no parecen tan descabellados los argumentos expuestos por los detractores del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Primero se abren las aduanas fronterizas de par en par para favorecer la entrada irregular de miles de autos, luego se establecen políticas irrisorias en los trámites de importación.

El resultado es de sobra conocido. Se calcula que solo en Baja California circulan alrededor de 800 mil autos “chocolates”.

Ochocientos mil más los que se acumulan día con día y que no son pocos.

En sitios en internet la venta de carros sin importar se multiplica y hasta se presume que son “recién llegados”.

La percepción ciudadana es que ante lo complicado del problema, al gobierno federal no le queda más que doblar las manos y darle vida a ese programa de “emplacamiento”.

Los que piensan mal sostienen que no habrá ninguna mano doblada, sino una respuesta previamente concebida a un problema previamente definido.

Un programa de “emplazamiento” vehicular termina por generar muchos votos a favor.

Los decomisos lastiman, molestan, irritan.

Y nadie al interior del partido en el poder con un poquito de inteligencia en las alforjas quiere asistir a un proceso electoral con un entorno así de agitado.

Así que los poseedores de autos “chocolate” puedan estar tranquilos. No habrá decomisos masivos.

Y como pensar en decomisos que generen insomnio cuando las puertas de las aduanas fronterizas siguen abiertas de par en par.