Ni se inmuta. Bueno si, pero poquito. Tan poquito que apenas este martes el tema sobre la organización del carnaval del 2018 fue abordado por el cuerpo edilicio .

Esto es, el carnaval empieza el 8 de febrero y es tiempo que no hay un ente organizador, ni autorizada la zona donde ocurrirá el festejo.

Y si no hay quien se encargue de la organización del carnaval, a menos que el alcalde haya entregado esa encomienda sin cumplir con los lineamientos establecidos, tampoco hay plan alguno para celebrar los primeros cien años de la festividad.

Así es. El carnaval de Ensenada cumple en febrero próximo su primer siglo de celebrarse de manera ininterrumpida.

Cien años que, por lo que se ve, no guardan la mayor importancia para Marco Novelo y tripulación que le hace compañía en este desorientado navío.

Tuvieron nueve meses para darle al carnaval un poquito de su tiempo y terminaron por relegarlo. Lo mandaron allá donde se mandan las cosas de menor importancia; al rincón de los olvidos.

Con un Comité de Festejos (Comife) desahuciado, sin titular, con deudas y con sus consejeros menospreciados, el municipio no puede o de plano no quiere darle rumbo a celebración popular más importante de la entidad.

Guste o no, sea del agrado o no del alcalde y de la mayoría de los integrantes del Cabildo, eso es el carnaval de Ensenada.

Tal ve no merezca un paseo de las estrellas como las carreras fuera de camino, pero una mendiga pizca de interés tampoco es pedir demasiado a una autoridad que fluye sin rumbo, sin proyecto.

El carnaval de este año fue organizado por una dupla de empresarios que enfrentaron penurias, desvelos y cargas adicionales de estrés para sacar la fiesta.

Y al terminar, sumaron a las penurias, desvelos y cargas adicionales de estrés pérdidas económicas. Si, con perdidas.

El municipio muy campante, siendo el responsable de organizar el carnaval, se fue a dormir temprano y con 800 mil pesos en la bolsa, que fue lo pactado en un contrato de cesión de derechos.

Sobre la celebración del “centenario” no se sabe literalmente nada.

Ni de sus responsables, ni del espacio donde ocurrirá, ni del programa de actividades, ni del tema, ni de nada.

Si Novelo cedió la organización del carnaval a particulares sin pasarlo por el Comife y sus consejeros cometió una falta. Si lo hizo sin Informarlo al Cabildo, igual.

En el ayuntamiento hay más interés por vestirse de “policías y fiscalizadores” que en impulsores del evento.

Siguen, como en muchos otros temas, entrampados en sus trasnochadas pretensiones de componer el mundo y sus alrededores.

El carnaval de Ensenada, en tanto, sigue en el menosprecio. No faltará quien argumente que dos meses son suficientes para organizar una cantina pública.

Quien se eche la bronca de organizar la fiesta no solo tendrá que lidiar con las broncas propias del evento y que no serán pocas, sino que además tendrán que soportar la intervención fiscalizadora de una parvada de funcionarios prepotentes e intolerantes.

Así pues las cosas con nuestro carnaval. El carnaval del centenario y del menosprecio.

Que lastima que a Don Nico Saad no le guste el carnaval como le gustan las carreras fuera de caminos.

Ahora que si se nombra a Sal Fish como el gran mariscal de los desfiles de carnaval seguramente hasta una cena de gala se organiza.