Imagínese usted la siguiente escena... le tenemos dos noticias, una buena y una mala...La buena: Ya tiene casa, la mala: es en la calle Jorge Catalán.
Lo anterior viene a colación luego de que las semana pasada se debatió en el seno del Cabildo de Ensenada la posibilidad de que la en la numenclatura de las calles de la Colonia XVII Ayuntamiento, se le coloquen nada menos que los nombres de los Regidores y el Alcalde.
Afortunadamente hubo entre algunos de los regidores, un destello de luz y creo que de dignidad al negarse a que sus nombres estuvieran en estas numenclaturas y no es extraño que así suceda, especialmente porque entre ellos hay mas de una persona culta.
Y las personas cultas, o por lo menos con algo de estudios saben que cuando a una calle se le da el nombre de una persona, esto tiene que ver con las obras y acciones positivas que hizo por su comunidad y que como reconocimiento a las mismas lo hacen merecedor de ello.
A fin de cuentas es una acción para la posteridad, un reconocimiento a las acciones heroicas, positivas, trascendentes de un ser humano.
Ejemplos de destacados Ensenadenses cuyos nombres han sido puestos en una calle es del Doctor Pedro Loyola, su trayectoria como médico, el amor mostrado en su labor, la eficiencia y no solo eso sino el ser querido y reconocido por su comunidad le hizo merecedor de ello.
Hay muchos mas nombres de personas de los primeros pobladores de esta localidad, que han logrado plasmar sus nombres para la posteridad debido a sus acciones.
Por lo tanto pregúntome, que hay de bueno, notable, destacable, decente, honorable y ejemplar que haya hecho Catalán y sus secuaces para que una calle lleve su nombre.
Las transas con Sempra y Shell, con PASA, la frase que lo pinta de cuerpo entero cuando se refiere a sus decisiones “joder por joder” la actitud caprichosa con los empresarios, los burócratas, los policías, los periodistas, los que tuvieron, porque no les quedó de otra, tener que tratar con él.
Imagino el momento en que se planteó el asunto en cabildo, la sala debe haber quedado pequeña para tantos egos acumulados que deseaban pasar a la posteridad, no por lo que hicieron a lo largo de tres años, sino porque como acostumbraron los últimos tres años simplemente les daba la gana.
Sería interesante conocer que opinan los ensenadenses y los policías que vivirán en el fraccionamiento en cuestión y a quienes les dijo que parecían bailarinas de ballet, sobre el hecho de que la calle en que vivirán se llame Jorge Catalán.
El alcalde alguna vez se atrevió a decir que será la historia la que lo juzgue, entonces será interesante saber si alguna vez la historia, por sus acciones, lo considera digno de que una calle lleve su nombre.