"Abuelo es padre o madre del padre o madre; Ascendiente. Anciano." Esta es la definición de los diccionarios: fría, triste y escueta.

¿Qué somos los abuelos? Dos seres que recibimos de Dios dos grandes regalos sin decisión o intervención de nosotros. El primero es nuestra concepción y nuestro nacimiento. Los seres humanos no decidimos, no participamos y no nos consultan si queremos ser concebidos y si queremos nacer, simplemente sucede y es decisión de nuestros padres.

La segunda bendición o regalo que Dios nos concede es ser abuelos, no intervenimos para nada, no es nuestra decisión no participamos y es voluntad de nuestros hijos y de Dios darnos esa bendición y esa alegría.

El diccionario nos cataloga como sinónimo de ancianos, hay abuelos muy jóvenes abuelos grandes de edad y efectivamente ancianos.

El gobierno ha querido institucionalizar la figura del abuelo, únicamente como parte de sus programas de ayuda fondo para los adultos mayores. Cuando el gobierno entrega ayuda o apoyo es como una caridad para los abuelitos, ¿pero que representamos nosotros para nuestros nietos y ellos para nosotros?, ¿dónde está la difusión del amor el respeto hacia los abuelos?, ¿dónde está la promoción a escucharnos y dar espacios para que entreguemos nuestra experiencia, que platiquemos nuestras vivencias?

Nuestros hijos las conocen porque las compartieron, pero los nietos la única oportunidad que tienen de aprenderlas es de nosotros. Somos los que debemos dar cariño pero sobre todo transmitir nuestros valores de integridad y respeto, nuestras enseñanzas y experiencias.

Las Instituciones en lugar de tratarnos con lastima deberían con firmeza ayudarnos a tener espacios dignos para ser escuelas de sabiduría como lo hacían los antiguos pobladores, trasmitían sus enseñanzas de generación en generación.

Ser abuelos significa orgullo, dignidad y mucha experiencia. Con la misma dignidad los abuelos van uno al lado del otro, ninguno es más importante. Abuelo y abuela se complementan y los dos comparten las experiencias de vida y la transmiten a sus nietos.

Los abuelos no debemos ser egoístas y seleccionar nuestras experiencias para transmitirlas, recordemos que todo hasta las más insignificantes son importantes para nuestros nietos pues ellos no las vivieron.

Un consejo: apuntemos lo que les transmitimos para no caer en el error de siempre contarles lo mismo, sino que cada plática sea una nueva aventura, si están lejos por teléfono o una carta (eso si siempre personalizada), no únicamente por un medio electrónico, pues para que el amor llegue y perdure debe ser de frente y viéndonos a los ojos.