En su libro ¡Sálvese quien pueda!, Andrés Oppenheimer nos comparte los resultados de una investigación que realizó en tres continentes durante varios años, como parte del trabajo entrevistó a los futurólogos en robótica y en inteligencia artificial sobre el futuro del trabajo en la era de la automatización.
En uno de los capítulos, el autor nos traslada a Tokio, Japón, donde puso al restaurante de sushi Hamazuchi como ejemplo de lo que podría ser el futuro de los restaurantes, porque en este lugar emplean robots en los puestos de recepcionistas, meseros y hasta cocineros. En un local que tiene capacidad para 300 comensales solamente atiende una cajera que está ahí por si alguien quiere pagar en efectivo en lugar de hacerlo con su tarjera de crédito en las tabletas de las mesas, y otros empleados que se dedican a contar los platitos de sushi de quienes pagan en efectivo y a limpiar las mesas. Según la investigación, Hamazuchi cuenta con 454 restaurantes, tiene precios bajísimos en sus platillos, y por supuesto, los clientes están felices de pagar menos por esos ahorros en mano de obra.
En el mismo capítulo, Andrés Oppenheimer citó lo que está pasando en los restaurantes de pizzas y hamburguesas en los que se utilizan robots para preparar la comida y tabletas electrónicas para que el propio cliente seleccione la comida y pague la cuenta. Estos establecimientos se están sumando a la tendencia de automatización.
“En la industria restaurantera, como en otras, algunos empleos dejarán de existir, pero la gran mayoría de los trabajos no desaparecerán, sino que se transformarán. Muchas de las cosas que hacemos hoy serán hechas por las máquinas inteligentes; eso requerirá que nos actualicemos mucho más de lo que lo hemos hecho hasta ahora, y en muchos casos será necesario que nos reinventemos”, concluye el autor.
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