Por ejemplo, no ofrecer lo que el H. Pueblo no reclama.

A nivel local los ensenadenses no reclaman la reubicación de la guarnición militar para darle vida a un bosque público. Yo no he escuchado ese reclamo en la lista de prioridades ciudadanas.

Reclaman, eso si, mejores servicios públicos, seguridad, funcionarios públicos que den resultados, oportunidades para el desarrollo económico y social. Eso si está en la mesa de los reclamos.

En la pretendida reubicación de la guarnición militar, son escasas las voces ciudadanas que lo piden. Y si son escasas las voces que lo piden, es porque no se puede reclamar lo que se desconoce.

Sobra decir que la mayoría de los ensenadenses no conocen el interior de la guarnición militar ubicada en El Ciprés. Ignoran, por ejemplo, que a su interior residen unas 900 familias, que ahí opera un hospital militar, qué hay campos deportivos y escuelas.

Reubicar entonces la guarnición militar de El Ciprés a Ojos Negros, no es tan fácil como algunos suponen. Estoy seguro que ni idea se tiene del costo económico y social que esto representa.

Reubicar la guarnición no es tan fácil como confinar a los militares en carpas improvisadas en algún predio baldío de Ojos Negros. Claro que no.

Se tiene, primero, que generar la infraestructura que lo soporte: cuárteles, viviendas, escuelas, campos de adiestramiento, etc.

En el caso de pretender un bosque público, primero debe darse mantenimiento decoroso a los parques de la ciudad, los que ciertamente lucen abandonados.

Si queremos ponderar el aprovechamiento y la preservación de los espacios verdes, el primer paso debe ser impulsar una verdadera política pública encausada hacia ese fin. Más trabajo responsable, menos discurso.

Y, sobre todo, no ofrecer lo que el pueblo no reclama.