Apenas sucedieron las elecciones próximas pasadas, nuestro alcalde salió a vender una campaña intensa, junto con empresarios solidarios, para rehabilitar nuestras vialidades.
Una campaña y un esfuerzo solidario, que no llegó.
Ni el alcalde cumplió su palabra, ni los empresarios de la construcción la suya. Y así nuestra ciudad con sus calles y avenidas hechas pedazos.
El presidente municipal se alista ahora para dejar su encargo, con un morral lleno de compromisos no saldados, mientras que los constructores se muestran solidarios para con otros, para con los que llegan.
Y así nuestra ciudad, en un abandono como nunca antes.
También el alcalde nos dijo una y otra vez que antes de su salida estaría resuelto el problema de la recolección de basura.
Y se presumió después la donación de camiones recolectores por parte de gobiernos californianos.
Pero ni con las buenas intenciones del jefe de la comuna, ni con el buen corazón de los gobiernos vecinos se pudo.
Y así buena parte de la ciudad inmersa en basura. En basura que contamina, que fastidia y que refresca las promesas incumplidas.
Vialidades por rehabilitar y basura por recoger. La ciudad se cae a pedazos y un alcalde que se despide.
Y mientras uno se despide, alistamos las alfombras para recibir a otro. A otro que sabe perfectamente lo que urge y se requiere.
A otro que tan sabe lo que se requiere que lo ha repetido una y otra vez: primero los servicios públicos.
Dependerá de él que al despedirse no se lleve las alforjas llenas de promesas incumplidas. Como el que se va.
Mientras, la ciudad como nunca antes.