El gobernador del estado, Jaime Bonilla Valdez, lo dijo en las postrimerías del 2019: San Quintín será el sexto municipio de Baja California.
Y no dejo con carácter de indefinida la fecha para este acontecimiento social, político y geográfico.
Será pronto, muy pronto, dijo. Para el 2020. O sea, en este año apenas iniciado.
Y si Bonilla lo aseguro así, es porque está decidido a que sea durante su mandato, independientemente si es de dos o cinco años, cuando San Quintín adquiera vida como municipio.
Tras el pronunciamiento hecho por el empresario que hoy despacha como gobernador, vinieron las reacciones. A favor y en contra. Muchas reacciones.
Pero junto con las reacciones encontradas apareció la incredulidad.
Y también las aspiraciones y los deseos.
No son pocos los que dudan que las aseveraciones del mandatario estatal se concreten.
No son pocos los que anticipan tiempos más complicados para el extremo sur de la entidad, si la municipalización San Quintín se hace realidad.
Pero es un hecho que también sobran quienes ven tiempos mejores para San Quintín una vez convertido en municipio. Y tan lo ven y lo creen que ya se alistan para ser parte de lo que llaman un momento histórico.
Y es que lo anunciado y comprometido por Jaime Bonilla fue como un banderazo de salida para varios grupos que suman años amasando proyectos políticos al amparo de la municipalización.
El 2020 será pues un año estratégico para Ensenada y su región sur. Para San Quintín y comunidades vecinas que podrían conformar el sexto municipio de Baja California.
Pero también un año estratégico para el gobernador. Para el gobernador y su palabra.