La compañía sueca Spotify enfrenta una encrucijada financiera, pues a pesar de que reporta crecimiento en ingresos por cuentas Premium, incluso por encima de lo proyectado, el balance final de 2019 indica perdidas millonarias debido a los pagos que debe hacer por derechos de autor, costos de venta e inversión para mantener su esfuerzo en innovación.
En el informe financiero, hecho público hace unos días, la empresa reporta 124 millones de usuarios con cuentas de pago, lo que representa un crecimiento del 29 % más con respecto al tercer trimestre de 2019, lo que se debe principalmente a las promociones creadas para enfrentar a sus dos más cercanos competidores: Amazon y Apple.
En cuentas gratuitas Spotify reporta 153 millones de suscriptores, lo que representa 678 millones de euros por concepto de publicidad.
El problema que enfrenta la firma Sueca es el incremento por concepto de los derechos de autor que debe cubrir a compañías disqueras y a los artistas, poco más de 5 mil millones de euros.
Aunque no es el único gasto importante, pues también hay cifras considerables en los rubros de marketing y desarrollo tecnológico, el tema de los derechos podría ahogar por completo no solo a Spotify, sino a todos los esfuerzos legales que por un costo bajo han puesto un freno importante al verdadero cáncer para la industria: la piratería.
Las asociaciones de autores, cantantes y de compañías discográficas, operan en muchos países con tarifarios decididos por ellos de manera unilateral y sin que los gobiernos tengan la menor intención de intervenir, pues finalmente tienen asuntos más urgentes por atender.
El problema de fondo está en que mientras las asociaciones se dedican a perseguir y ahogar los esfuerzos legales, la posibilidad de las pérdidas a nivel industria por cuestiones de piratería solo tienden a incrementarse.
Por el momento, la gallina que pone los huevos de oro sigue viva, pero en el afán por recuperar lo que han perdido en industrias que van a la baja, podrían matarla antes de que un nuevo modelo de negocio legal surja en el escenario.