De la plática imaginaria entre Nemesio García Naranjo y don Benito Pablo Juárez García, continuamos con esta cuarta parte de cinco.
Continúa hablando Benito Juárez
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En muchos de los escritos, tanto de uno como otros bandos, se limitan ensalzarme hasta las nubes o arrojar sobre mi estatua tanto lodo como para destruir el bronce de que he sido recubierto. Pero estos odios y exaltaciones contradictorias son precisamente lo que desean los enemigos de México, para dividirlo.
El odio no puede perjudicar a un Juárez muerto, pero tampoco la exaltación de él puede beneficiar a un ídolo. Cada ataque a mi persona provoca inmediatamente una defensa desmesurada de la misma y la lucha continua. Así no se puede tener un México grande, es la forma de destruir nuestro México y dar cabida a los enemigos de la patria.
En el caso de mi persona se necesita que rectifiquen mi figura los que trasnochadamente se llaman liberales. Pero también es necesario que rectifiquen los que aún tienen las ideas conservadoras del siglo pasado.
Yo soy un hombre con defectos, vicios y virtudes y lo único que deseo es que se me juzgue como tal ante la verdadera historia, desapasionada e imparcial, dentro de contexto y ambiente enmarcado dentro del siglo en que viví.
Yo ya estoy juzgado por Dios, mis hechos han permanecido, pero no creo merecer ni el vituperio absoluto de mis actos, ni la exaltación absenta de mis obras.
Continuara en la 5ta. Parte (final).