El día de los muertos más que un día de luto se ha convertido en una fiesta tradicional mexicana en la que los vivos ofrecen ofrendas a sus seres queridos que se adelantaron en el camino.
Entre estos regalos se incluyen platillos al gusto del difunto y lo que no puede faltar en un altar es el pan de muerto.
Mauro Cuevas Luna, un panadero con muchos años en el oficio , relató que el consumo del pan de muerto va más allá de su sabor ya que este tiene un aporte cultura único ligado a nuestra historia.
"Es tan importante la carga cultural que tiene el pan de muerto para los mexicanos y sobre todo para el México tradicional que este producto no puede faltar en un altar de muertos" recordó.
Subrayó que es necesario fomentar el consumo de la panadería tradicional ya que es más saludable, cuenta con mejor sabor y además tiene un valor agregado de cultura que no puede ser igualado por el pan industrial.
“El pan ocupa el tacto de la mano, estamos trabajando con un producto vivo que va creciendo mientras lo amasas” aseguró Cuevas Luna.
La tradición del pan de Muerto se remonta a la época de la Conquista, en donde los españoles trataron de reflejar una práctica realizada por los nativos indígenas sustituyéndola.
Según algunas crónicas, luego de realizar el sacrificio de una princesa como ofrenda a los dioses, su corazón era depositado en una olla con amaranto, y el sacerdote, en forma de agradecimiento al dios, mordía el órgano, el cual aún se encontraba latiendo.
Luego los españoles decidieron sustituir dicha tradición, elaborando un pan de trigo en forma de corazón, adornado con azúcar pintada de rojo, para con ello simular la sangre.
Otra crónica refiere que se trata de un montículo de tierra que recuerda un entierro y las piezas sobre el pan de muerto los huesos del difunto.
El Pan de Muerto se caracteriza por ser de forma circular, con lo que se representa el ciclo de la vida y la muerte, un pequeño círculo en la parte superior, simulando el cráneo, y cuatro figuras de masa que serían el hueso, aunque hay otros significados como el de las lágrimas o puntos cardinales.
En la actualidad estos panes empiezan a encontrarse en los comercios especialmente en las grandes cadenas transnacionales desde finales agosto o principios de septiembre y además de la cobertura de azúcar o el barniz de huevo con ajonjolí se encuentran rellenos de fruta seca, de cajeta, mermeladas o incluso de nutella o nieve, para darle gusto, a los vivos.