Durante la segunda década de este siglo, lo ¨instagrameable¨ se convirtió en una forma de definir lo estéticamente digno de mostrar al mundo, para indicar estilo de vida y aportar a marcas y personas algunos puntos en el escalafón de lo social. No tardaron en aparecer filtros, retoques, correcciones de color, encuadres y demás artilugios para presentar una realidad mejorada que omite algunos detalles y resalta otros.

Con BeReal los franceses decidieron crear una plataforma que va directamente al lado opuesto: por medio de una serie de reglas los usuarios deben compartir un momento de su vida con dos fotos que se toman de manera simultánea (cámara frontal y trasera), sin posibilidad de edición y sólo cuando la notificación indica que es posible hacerlo. Ser un espectador silencioso no es posible, pues para ver contenido de los contactos es necesario haber participado en el mismo día con alguna foto o video.

Esta nueva forma de entender la red social logró que BeReal fuera aceptada por millones de personas en unos cuantos meses, particularmente por un segmento muy complicado para mercadólogos de todo el mundo, que no logran conectar con los nacidos entre 1995 y 2005.

Tiktok Now tiene una promesa básica similar y está dispuesta a ingresar al mercado pagando a los usuarios que inviten a sus contactos a sumarse, además aumenta la cantidad de dinero si el nuevo suscriptor permanece activo durante al menos una semana.

Copiar una idea es una cosa… meterle millones para que funcione es otra muy distinta.

Si los miembros de la llamada Generación Z prefieren una versión del mundo que sea más cercana a la realidad, muchas de las cosas que hoy consideramos como una práctica aceptable entrarán en desuso más rápido de lo que pensamos. Después de todo, los jóvenes que hoy están en edad universitaria no tardarán mucho en convertirse en el segmento de mercado más importante, por su volumen y su capacidad de compra.