El aspartamo fue descubierto en 1965 por James M. Schlatter, cuando estaba trabajando sobre una droga contra las úlceras y derramó por accidente algo de aspartamo sobre su mano, al lamer el dedo, se dio cuenta de que tenía un sabor dulce. Hoy, este polvo blanco, cristalino, sin olor, derivado de dos aminoácidos: el ácido aspártico y la fenilalanina, es ampliamente conocido.
Aproximadamente 200 veces más dulce que el azúcar, puede usarse como edulcorante de mesa o en postres, gelatinas, bebidas y hasta goma de mascar.
A pesar de que la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU), lo describe como uno de los aditivos más estudiados de la historia y ha sido declarado seguro para el consumo humano por muchos países, no han cesado las controversias y polémicas alrededor de su uso.
En fecha reciente, apareció un estudio que relaciona el consumo de aspartamo con el déficit de memoria y aprendizaje, y concluye que afecta incluso a la descendencia de primera generación.
La investigación ha sido llevada a cabo por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad Estatal de Florida y plantea dudas sobre la seguridad del edulcorante, ya que demuestra la asociación de efectos del deterioro cognitivo con la ingesta de aspartamo.
Dicho estudio utilizó un grupo de roedores y a su descendencia, a los que se les suministró durante 16 semanas una cantidad de aspartamo equivalente a entre un 7% y un 15% del valor máximo tolerable establecido por la FDA, siendo niveles similares a los recibidos por el consumo de entre 2 y 4 refrescos no calóricos en seres humanos.
Durante este tiempo se sometió a los roedores a diferentes pruebas cognitivas para determinar su memoria y aprendizaje espacial (habilidad para ubicarse en el tiempo y en espacio en un ambiente). Los roedores fueron clasificados en dos grupos, uno recibió la dosis indicada de aspartamo y el otro actuó como grupo de control recibiendo únicamente agua.
Según las pruebas realizadas a ambos grupos, los roedores que consumieron aspartamo tardaron mucho más tiempo en aprender las tareas espaciales que los que consumieron sólo agua; el resultado sugiere en primera instancia déficits cognitivos.
Estos problemas también se observaron en la descendencia del grupo de roedores que consumieron el edulcorante, pero no en el grupo de control, lo que sugiere que los posibles efectos adversos del aspartamo se pueden transmitir a través de cambios epigenéticos producidos en los espermatozoides, por lo que la siguiente generación se vería afectada.