Como parte de un grupo de 22 estudiantes de posgrado procedentes de 14 países y cuatro continentes, Martha Carolina Balbuena Salomón, estudiante del doctorado en Ciencias de la Tierra del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), asistió a la escuela de verano organizada por el proyecto TerraQ, en Alemania.
TerraQ es un proyecto de investigación en el que colaboran diversas universidades alemanas y tiene entre sus objetivos estudiar y utilizar la física cuántica moderna para "desarrollar nuevos métodos teóricos y de modelado para la recuperación de alta precisión del campo gravitacional de la Tierra en la próxima década y más allá".
El curso al que asistió Martha Carolina fue Modern techniques for gravity field recovery, impartido del 25 al 29 de septiembre de este año en la Universidad Leibniz de Hannover, Alemania.
"Era enfocarnos en el tema de la gravimetría satelital y algunas de sus aplicaciones, hacernos saber el objetivo o los alcances que tienen estas técnicas más allá de la gravimetría tradicional, que es la terrestre", explicó Carolina.
Ejemplificó que entre las aplicaciones de la gravimetría satelital se encuentra el monitoreo del ciclo del agua, la observación de la evolución de masas de hielo en sitios como la Antártida o Groenlandia, y monitorear niveles del mar, inundaciones y sequías, por mencionar algunas.
En el curso también hubo un apartado dedicado a la gravimetría terrestre, que es la técnica con la que Martha Carolina ha trabajado desde su maestría.
Aunque las clases eran teóricas, los estudiantes también tuvieron prácticas un par de días y visitaron laboratorios de la misma universidad. Otro día fue destinado a la presentación de pósters para que todos los participantes conocieran en qué estaban trabajando sus compañeros.
"Era bastante variado, había personas que estaban muy enfocadas en el desarrollo matemático, otras más aplicadas a temas de gravimetría satelital, en otras áreas o con otros enfoques, yo era la que iba más orientada en materia de geología y terrestres", comentó.
Esta actividad abrió la posibilidad de intercambiar conocimientos y establecer relaciones académicas que en un futuro podrían convertirse en una red de trabajo con colaboradores de distintas partes del mundo.
En particular para Martha Carolina, la escuela de verano de TerraQ fue su primera experiencia académica internacional y significó el reto de presentar su trabajo en inglés, además de interactuar y relacionarse con otros estudiantes e investigadores que se desarrollan en otras áreas.
"Fue una buena experiencia, permite también darte cuenta cómo necesitas enriquecer ciertas habilidades y también te impulsa a querer hacerlo de nuevo, a probarlo, ir a más escuelas, a salir, a tener ese tipo de experiencias", compartió.
Tras su regreso a Ensenada, sintió que el curso le dio motivación para desarrollarse más académicamente y postularse para alguna posición en el extranjero o colaborar internacionalmente, que es precisamente uno de los propósitos de TerraQ al ofrecer la escuela de verano.