Además de los daños a la carretera Escénica, las pérdidas económicas que llevó aparejado el colapso de la vialidad fueron multimillonarias.

La Cámara Nacional de la Industria Pesquera, CANAINPESCA en su momento reportaba pérdidas diarias de aproximadamente 10 mil dólares a causa de retrasos a reconstrucción.

También las empresas agroindustriales resintieron pérdidas millonarias.

El colapso causó pérdidas estimadas en 100 millones de dólares, una reducción en el flujo turístico que abandonó la ciudad en más del 20% el verano que siguió al problema.

Empresas que operaban entre Ensenada y Rosarito, fueron afectadas en tiempos de traslado y aumento de costos.

Hubo una demanda ante la Secretaría de la Función Pública por parte del Consejo Coordinador Empresarial que al igual que CAPUFE con las alertas hizo oídos sordos y no respondió.

Se planteó entonces la urgencia de habilitar una ruta alterna para que camiones de gran tamaño circularan por esa vialidad y como un mecanismo de seguridad para la ciudad, que se analizó sin éxito.

La Reconstrucción

Tras un año de reparaciones, la carretera Escénica se abrió el 16 de diciembre del 2014, a casi un año de distancia del derrumbe.

Se invirtieron en un año 558 millones de pesos en la obra de 1000 proyectados que se terminaron de invertir en abril del 2015.

El Director General de Caminos y Puentes Federales, Benito Nemer Sastré, indicó que para restituir el terraplén que soporta la carretera, fue necesario un enrocamiento y mover alrededor de un millón de metros cúbicos de material que equivalen a construir 400 albercas olímpicas.

En el proceso se llevó a cabo la perforación y el colado de mil 250 inclusiones, para dar consistencia al suelo; una bóveda de 86.24 metros de longitud con una entrada de cinco metros por seis metros de altura, para desalojar los escurrimientos.

Además se construyeron drenajes y revestimientos para conducción de aguas superficiales, así como la perforación de dos pozos Ranney para captar y evacuar los flujos de agua subterránea.

Se hicieron 10 perforaciones de 40 centímetros de diámetro a 30 o 40 metros de profundidad y estas se hicieron a lo largo de terraplén donde se restituyó la carretera.

Una alcantarilla que evacua toda el agua que se capta en el área hidráulica que cae en ese lado de la carretera cuando llueve y se conduce y lleva al mar.

Un túnel que capta aguas subterráneas que va a lo largo del mar en forma de herradura 781 metros lineales, un túnel para drenar el agua que se mueve subterráneamente y que hace que el material se sature y pese mucho lo que evitaría al concluir, que se registren nuevos derrumbes.

La Ruta Alterna

En la reinauguración de la carretera tras el colapso, el entonces Secretario de Comunicaciones y Transportes Gerardo Ruiz Esparza dio instrucciones para proceder a los estudios para la construcción de una ruta alterna a la Escénica que garantizara la seguridad de quienes la transitan.

A una década de distancia y con el riesgo latente de un nuevo colapso, apenas en octubre del 2023 fue entregado el documento del proyecto ejecutivo de una Ruta Alterna para la carretera Escénica informó hace unas semanas Porfirio Vargas Santiago, Subsecretario de la Secretaría de Infraestructura, Desarrollo Urbano y Reordenación Territorial, (SIDURT).

Por ahora se trabaja en la liberación del derecho de vía con avances en el primer trayecto, que es desde la zona de Bajamar hasta el Tigre, los primeros 10 kilómetros por formalizar.

Por otra parte, se trabaja en las directrices de desarrollo urbano de esa zona para poder darle, un respaldo institucional en el ámbito de la planeación al aprovechamiento que se pueda hacer en esa zona.

Cuando se cuente con estos dos elementos, el proyecto ejecutivo y la liberación del derecho de vía completo, entonces se podrá presentar ante el gobierno federal para ver la cuestión del presupuesto.

Mientras tanto, a lo largo del 2023, la carretera Escénica ha presentado nuevos problemas, reparaciones y agrietamientos con los oídos sordos de CAPUFE, inmune a los reclamos e impune ante su sordera.

Lo cierto es que a diez años de distancia un nuevo colapso carretero sigue latente y salvo la carretera libre y la reciente reclasificación de la carretera Sauzal Tecate para el tráfico de camiones de carga, el avance ha sido corto, lento y de saliva.