Un equipo liderado por la Universidad de Texas descubrió cinco nuevos fila de bacterias que habitan las profundidades del mar, y decidió nombrarlos en honor a mujeres que han hecho contribuciones a la investigación científica en estas regiones. Una de ellas es Raquel Negrete Aranda, investigadora del CICESE.
La taxonomía es la ciencia que permite agrupar ordenadamente a los organismos vivos y los clasifica partiendo de sus propiedades, de las más generales a las más específicas. Así, es muy probable que hayamos escuchado las categorías de reino, filum (o filo), clase, orden, familia, género y especie, cuya nomenclatura está consensuada desde hace más de 100 años.
En la actualidad no es común descubrir y describir nuevas especies (el último escalón, el más específico de estas categorías), y quien lo hace tiene oportunidad de asignarle un nombre como homenaje o dedicatoria a alguien en particular, siempre y cuando respete el código internacional de nomenclatura que estandariza su forma latinizada.
Entre más alto vayamos en esta clasificación, más raros son este tipo de descubrimientos. Por ello, el que científicos del Instituto de Ciencias del Mar de la Universidad de Texas hayan descubierto cinco nuevos fila de bacterias en sedimentos provenientes de la cuenca de Guaymas (Golfo de California) y el mar de China, es notable.
Además, es muy importante que los hayan nombrado en honor a mujeres científicas que han hecho aportaciones a la investigación oceánica, pues contribuye a que las mujeres en ciencia no sean pasadas por alto.
En tercer lugar, lo trascendente para el CICESE y para México es que uno de estos fila se haya nombrado como Arandabacterota, en reconocimiento a las contribuciones que ha hecho la doctora Raquel Negrete Aranda a lo largo de una década en el tema de flujo de calor marino.
Entre las investigaciones que ha realizado Raquel Negrete destacan seis campañas oceanográficas en el Golfo de California y dos en la Antártida a bordo de embarcaciones tanto mexicanas como estadounidenses, centradas en el estudio de sistemas hidrotermales y anomalías térmicas recientemente descubiertas en cuencas del golfo.
Sus investigaciones no han pasado por alto entre sus pares. De hecho, desde julio pasado Raquel Negrete lidera la mesa directiva de la Comisión Internacional de Flujo de Calor (IHFC, por sus siglas en inglés), la principal organización mundial dedicada a comprender el régimen térmico de la Tierra, un nombramiento que la convierte en la primera mujer y primera latinoamericana en más de dos décadas en ocupar esta destacada posición al frente de la comisión.
En el artículo New globally distributed bacterial phyla within the FCB superphylum, publicado en Nature Communications el año pasado, un grupo de científicos liderado por personal del Laboratorio Baker de la Universidad de Texas reporta el descubrimiento de estos nuevos fila bacterianos.
¿Cómo los descubrieron? El artículo explica que partieron de 42 muestras de sedimentos marinos costeros y de aguas profundas, muestreadas predominantemente de la cuenca de Guaymas. De ellas obtuvieron más de 30 mil millones de secuencias de ADN; a partir de ellas reconstruyeron más de 8 mil genomas ensamblados con metagenomas (MAG).
"Todo este conjunto de datos se está analizando actualmente en detalle; sin embargo, (el estudio) reveló que pertenecen a cinco fila bacterianos distintos". Cuatro de ellos son nuevos, y se demostró que el quinto estaba asociado a un grupo previamente designado. De esta manera, el nuevo filo Arandabacterota se nombró para reconocer las aportaciones de la Dra. Negrete Aranda.
Las otras mujeres conmemoradas con su nombre en los nuevos fila son las doctoras: Ruth Blake (Universidad de Yale), Blakebacterota; Victoria Orphan (Cal Tech), Orphanbacterota, y Samantha Joye (Universidad de Georgia), Joyebacterota.
Un comunicado elaborado por la Universidad de Texas señala que históricamente, los hallazgos de mujeres científicas brillantes han sido ignorados y borrados, lo que ha llevado a una falta de representación y de modelos a seguir para las estudiantes, lo cual puede inhibir su capacidad de imaginar su futuro en la ciencia.
De esta manera, el equipo que realizó el estudio quiso resaltar las contribuciones femeninas a la investigación de los fondos marinos. Maggie Langwig, maestra en ciencias y coautora del estudio, indicó: "Nombrar a los fila en honor a estas mujeres científicas parecía lo más fácil que podíamos hacer para reconocer sus contribuciones. Me gustó la idea de que sus nombres se conmemoraran en el filo, porque eso podría obligar a que, en el futuro, si alguien tiene curiosidad por saber de dónde viene ese nombre, lo busque. Con suerte, eso ayudará a reconocer y recordar las contribuciones de las mujeres y las minorías en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, en inglés) para que no sean pasadas por alto, como lo fueron antes".