En el marco del Día Mundial del Síndrome Down, la Secretaría de Salud, sensibiliza la importancia del cuidado de la salud física y mental de las personas con esta condición, así como reconocer los padecimientos más frecuentes.
El Síndrome de Down engloba varias características físicas y mentales, cuya causa es un cromosoma adicional en el par 21, por lo que se le conoce también como “trisomía 21”.
En lo que respecta al desarrollo neurológico, las personas que nacen con esta condición, presentan capacidades diferentes en el desarrollo mental, social y de lenguaje.
Entre las posibles enfermedades que pueden presentar a lo largo de su vida se encuentran las de tipo cardiacas, visuales, auditivas, infecciosas, digestivas, aunado a problemas de cadera, así como padecimientos oncológicos.
Las alteraciones endocrinológicas que se detectan con mayor frecuencia en este grupo de la población son de la tiroides, manifestándose en enfermedades como el hipotiroidismo congénito, hipotiroidismo autoinmune, hipertiroidismo e hipotiroidismo subclínico, siendo este último el de mayor prevalencia.
Aunque la mayoría de las alteraciones endocrinológicas son asintomáticas, se debe acudir con su médico tratante, en caso de que niñas o niños presenten caída de cabello, mucho sueño o cansancio, estreñimiento, piel seca, talla baja o ganancia de peso.
Las personas que nacen con Síndrome de Down, son propensas a presentar diversas afecciones que repercuten en su estado nutricional, como puede ser talla baja, disminución del tono muscular, estreñimiento, defectos intestinales, cambios en el peso, enfermedad celiaca, hipotiroidismo, reflujo gastroesofágico, trastornos de la masticación y de la deglución, entre otras.
Aunque el síndrome no es causa directa de la obesidad y sobrepeso, existen factores que los predisponen al incremento de peso y grasa corporal, de ahí la importancia de mantener un plan de alimentación de acuerdo al estado de salud de cada persona. Es trascendental llevar un manejo multidisciplinario en el cuidado de la salud de estos pacientes desde el momento de su nacimiento.
Puesto que no hay una causa directamente relacionada al nacimiento de un bebé con Síndrome de Down, la edad materna se considera un factor de riesgo, en especial en aquellas mujeres por arriba de los 40 años, de ahí la importancia de llevar un control prenatal adecuado y mantenerse informados sobre esta condición.
Para finalizar, es importante que tanto autoridades, como la población sumen esfuerzos para realizar ajustes que contribuyen a superar las barreras que históricamente han impedido a las personas con discapacidad tener acceso pleno a todos sus derechos; asimismo, transitar del modelo médico-asistencial a un enfoque de derechos humanos que fomente la autonomía e inclusión plena de todas las personas.