No solo basta con tener alimentos y comerlos, para mantener una buena salud, es requisito que sean los adecuados y sobre todo que estén en las condiciones adecuadas para consumirlos.
Iniciando por la elección de tus alimentos, seleccionando los mejores y más frescos. Cerciorando su caducidad y fecha de empaque, de que a simple vista no se vean golpeados o las latas infladas. De que su bolsa y/o empaque este bien cerrado y sellado. Así nos percatamos de su buen mantenimiento e inocuidad.
Por lo que posteriormente antes de llevarlos a la boca hay que limpiarlos, ya que no siempre están en óptimas condiciones para su consumo y de lo contrario nuestra salud y calidad vida se podrían ver implicadas. Incluso siendo un caso simple en tiempos de calor, padecer una infección estomacal por un mal manejo y/o cuidado de ellos.
Factores como pesticidas, aguas negras, hormonas, tierra, fertilizantes, medicamentos, e incluso parásitos y/o su preparación y manejo podrían influir en la contaminación de estos.
Lo más recomendable es enjuagar con agua y frotar con las manos para retirar la mayor suciedad posible, después, si los vas a consumir en frío debes meterlos en agua con gotas desinfectantes y así dejarlos por 15 minutos.
Recordando que las bacterias y parásitos que podrían contener las frutas y los vegetales podrían causarte un deterioro de salud.
En otras circunstancias, si vas a cocinar los alimentos no es requisito remojar en gotas, ya que si estos están bien cocinados, no deberían causa ningún daño a la salud. La temperatura por la que debe pasar el alimento debe ser a partir de los 70 grados centígrados en el centro de este para que sea inocuo y esté listo para comerse.
Las proteínas como la carne animal ya sea blanca o roja, no se recomienda lavarlas, ya que de hacerlo estas podrían llegar a ser aún más propensas a contaminarse y/o contaminar el área.