Las empresas afiliadas a Compañías Mexicanas de la Industria de la Construcción (COMICE), buscan hacer sinergia con el sector agropecuario de la entidad, particularmente en los municipios de Ensenada y San Quintín.
Lo anterior quedó de manifiesto durante una reunión de trabajo que realizaron los constructores encabezados por Sergio Torres Martínez, con el presidente del Consejo Agrícola de Baja California Walberto Solorio Meza y la directora de ese organismo Liliana Díaz.
Ahí Torres Martínez expuso que el sector de la construcción ve en las fortalezas y crecimiento del sector agrícola, un área de oportunidad para canalizar los servicios de sus empresas para satisfacer necesidades de expansión y mantenimiento en las instalaciones de las empresas de producción, empaque y procesos de productos del campo.
Solorio Meza consideró la posibilidad de hacer sinergia con los constructores a través de la canalización de un directorio para ponerlo a disposición de las empresas afiliadas del sector para que sean éstas las que determinen en su momento quienes pudieran ofertarle algún servicio.
Dijo que a ambos sectores tienen en común enfrentar diversas variables, en el primer caso las condiciones climatológicas, tratados internacionales, aspectos sanitarios, el cambio climático, medidas arancelarias y por el otro, las políticas públicas, la inversión, tramitología, falta de mano de obra, entre otros.
Señaló que, aunque en este momento las empresas agrícolas en general no están creciendo, si existen necesidades de mantenimiento que pudieran favorecer la proveeduría local.
PANORAMA AGRÍCOLA
En su diálogo con la membresía de COMICE, el presidente del Consejo Agrícola de Baja California Walberto Solorio Meza ofreció un panorama del sector agrícola de la región que señaló, enfrenta una evolución en costas y valles debido al cambio climático.
Dijo que la agricultura también se ve influida por las nuevas tendencias de consumo, principalmente de las nuevas generaciones que han cambiado sus hábitos alimenticios.
Por ejemplo, señaló que Baja California dejó de producir los grandes volúmenes de tomate para pasar del 20% de la producción nacional a solo el 9%; sin embargo, ocupa el tercer lugar nacional en fresa y berrys.
Explicó que la mayor parte de la producción local se exporta ya que el consumo local es mínimo ya que comercializarlo en el centro del país es imposible por los costos de transporte y porque en aquellas regiones se han abierto nuevos centros de producción que están más cerca de los mercados.
Estados como Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, entre otros, producen tomate todo el año y pueden mantener el abasto de manera más accesible, dijo.
Informó que en Baja California y Baja California Sur hay 120 productores de tomate que enfrentan grandes regulaciones como el precio mínimo de 8.30 dólares la caja, y además deben pagar altos costos por la asesoría legal para enfrentar los temas sanitarios que son muy complicados, y para defender su posición en el mercado de los Estados Unidos.
Los agricultores de la costa deben pagar además los costos de la desalinización del agua, aranceles de hasta el 20%, mano de obra y un alto costo social que de no ser por los apoyos de gobierno en las tarifas eléctricas y en las cuotas del IMSS, esa actividad sería insostenible, precisó Solorio Meza.