La miel es producida principalmente por las abejas que recolectan néctar y rocío de miel como fuente de azúcares. Estos azúcares son consumidos para respaldar el metabolismo y la actividad muscular durante la búsqueda de alimento, o almacenados a largo plazo como suministros.
La miel es utilizada desde hace miles de años, ya sea como saborizante de brebajes, alimento o medicamento y se compone de sacarosa, fructosa y glucosa, que son los responsables del intenso dulzor. Los principales países productores son China, Turquía, Argentina, Ucrania, México y Estados Unidos.
Año tras año, la demanda de miel por parte de los consumidores está en aumento, y como cualquier producto de alto valor, es vulnerable al fraude, por lo que es frecuente que se le añadan jarabes para diluir la miel pura. Un informe de la Comisión Europea de 2023 determinó que el 46 % de las 147 muestras analizadas probablemente habían sido adulteradas con jarabes vegetales de menor valor.
Dado que las características de la miel varían según las fuentes de néctar, la temporada de cosecha y la geografía, puede resultar muy difícil y complejo detectar productos adulterados. Los métodos de autenticación son costosos y requieren mucho tiempo, y existe un creciente interés por realizar pruebas confiables y adoptar nuevas reglas para combatir este tipo de fraude.
Un proyecto de investigación dirigido por la Dra. Maria Anastasiadi, profesora de Bioinformática en la Universidad de Cranfield, junto con la Agencia de Normas Alimentarias y el Consejo de Instalaciones Científicas y Tecnológicas (STFC) del Reino Unido, utilizó una técnica especializada de análisis de luz para detectar miel falsa sin abrir el frasco, mediante espectroscopia Raman de desplazamiento espacial (SORS), desarrollado originalmente en la Instalación Láser Central (CLF) del STFC, que se utiliza con más frecuencia en diagnósticos farmacéuticos y de seguridad. Este método demostró ser muy preciso para detectar los jarabes de azúcar presentes en la miel. SORS identificó rápidamente la "huella digital" de cada ingrediente de las muestras.
La Dra. Anastasiadi comentó: “La miel es cara y tiene mucha demanda, y puede ser el blanco de los estafadores, lo que deja a los proveedores genuinos sin dinero y socava la confianza de los consumidores. Este método es una herramienta eficaz y rápida para identificar muestras sospechosas de miel, lo que ayuda a la industria a proteger a los consumidores y verificar las cadenas de suministro”.