El jueves anterior un intento de fuga en el Penal, por su nombre Centro de Readaptación Social de Ensenada, puso de manifiesto nuevamente el grave problema de las cárceles mexicanas, donde un espantoso hacinamiento de seres humanos hace lejana cualquier posibilidad de readaptación.
En estos centros, la realidad es pavorosa.
Hombres que comparten carracas de unos cuantos metros cuadrados, donde deben dormir y vivir entre ocho y nueve personas ocupando para ello cualquier espacio que exista.
El narcotráfico en el interior del penal es una realidad, los reos consumen droga, que de las maneras mas absurdas continúa entrando, con visitantes, con custodios, en objetos que se lanzan desde atrás de las bardas.
Existe un programa de desintoxicación, Segunda Oportunidad o Narconon, donde si bien se logra eliminar en algunos casos la adicción a las drogas, no existe en el exterior un mecanismo para dar seguimiento a los exreclusos.
Ha habido en los penales, intentos, buenas intensiones, pero el dinero, los recursos son muy pocos y no existe además de las buenas intensiones programas formales donde los reos puedan realmente si no reintegrarse a la sociedad que dañaron, por lo menos mantener desde estos sitios a sus familias.
La causa: no existen en el penal, programas de trabajo formales.
Se han instalado con el esfuerzo de pocos funcionarios e internos, un taller de carrocería, carpintería, artesanías, hay educación primaria y secundaria, un gimansio, iglesias católica y cristíana pero la participación está sujeta al libre albedrío, no a reglas o leyes en el propio penal.
La ley en esta cárcel, la impone el mas fuerte, el mas malo, el que tiene mas dinero, los demás solo obedecen.
Para los que cuidan la cárcel la situación no es diferente, los sueldos son bajos, la presión excesiva, viven bajo el escrutinio de los jefes y facilmente pierden el empleo.
En cinco años, han salido de los grupos de custodios un centenar de personas, la mayoría al ser detectados en actos irregulares.
El rezago en la administración de la justicia también afecta a los reos, muchos llevan mas de dos años en prisión y aún no saben cual será su sentencia.
Si bien es cierto quienes están en las cárceles provocaron esta situación para ellos mismos, y no es un hotel de lujo sino un castigo, los penales son en la realidad una universidad del crímen.
Digan lo que digan, el que era malo, sale mas malo, el que era ladrón perfecciona las técnicas de robo, el que violó probablemente fue violado por otros reos y saldrá seguramente mucho peor de lo que entró.
La readaptación social es un asunto que ocupa legislación, sin embargo hasta ahora no se han presentado proyectos que persigan la readaptación, se ha enfatizado el castigo, pero se ha dejado de largo, el que pasará cuando regresen porque casi todos mas tarde o mas temprano va salir.
La mayoría de los reclusos, purgan condenas menores a cinco años, y en el camino, la especialización que adquieren los vuelve mas peligrosos para la sociedad.
Lo increible es que las cárceles son parte de un botín de gobierno donde no se elige al que mas sabe, sino al amigo, pariente, o lo que sea de alguien mas arriba por eso la indiferencia de los titulares cuyo objetivo solo es sobrevivir.
Luego, el destierro político el paso mas seguro, pocas, muy pocas ocasiones otro puesto.
Se hace urgente pues, que lejos de los intereses personales y de grupúsculos que ha prevalecido en el sistema carcelario del estado, se empiece a trabajar con especialistas, criminólogos, psiquiatras, psicólogos, educadores y abogados penalistas y laborales en una solución.
Un sistema que permita, que el reo no solo pague su culpa a la sociedad, sino que en el camino, no sea lo que ahora, un lastre para la economía, para la hacienda pública para sus familias y un peligro latente para la sociedad.
Un sistema que obligue al reo a pagar al estado lo que le cuesta tenerlo dentro de un penal, con trabajo comunitario que redunde en beneficios a orfanatorios, hospitales, escuelas, carreteras, en todo aquello que le cuesta al erario y que legalmente ahora no pueden hacer los presos.
Un sistema que haga entender al recluso que lo que hizo estuvo mal hecho, pero que al cumplir su pena, le garantizará también mediante algún mecanismo legal reintegrarse a la sociedad con un empleo.
Son parte de la readaptación social, algo que tambien ha sido soslayado por todos, algo sumamente complejo en donde muhos no entendemos, porque los que se supone que si saben, no han logrado ver.