El Maletín

La prevención que terminó en promoción

Era un maletín que traía todas las drogas lícitas e ilícitas: marihuana, anfetaminas y las diferentes benzodiazepinas, que eran ofertadas por un maestro que bajo la careta de la prevención de adicciones, buscaba nuevos clientes.

Corría la década de los noventa y Baja California, era ya uno de los focos de atención del consumo de drogas en México, solo después de la capital del país.

El dueño del maletín, quien presuntamente buscaba prevenir las adicciones y usaba muestras de drogas para que se conocieran, les mostraba a los jóvenes el contenido del maletín mientras les explicaba: “esto es el diazepam y sirve para que se sientan para abajo; para que se sienten tranquilos, estas son las anfetaminas, con esto van agarrar el viaje”.

La anécdota es narrada por un psiquiatra local, quien prefiere mantener el anonimato, y precisa que dicho maletín tenía un costo aproximado de 500 dólares.

Los estupefacientes, venían en frasquitos, uno por uno, les mostraba las sustancias a los posibles compradores, y así los enganchaba. Lejos de prevenir las adicciones, la demostración del maletín terminó en un incremento en el consumo de drogas: tanto medicamentos controlados como estupefacientes tipificados por la Ley mexicana como ilegales.

Acusó que el “propietario del maletín era un promotor de adicciones, porque hacía promoción de drogas, no prevención”. El joven al que se las mostraba no sabía de eso y quedaba convencido que al tomar alguna de esas sustancias, se sentiría acelerado ó tranquilo”.