En nuestro sondeo anterior le planteamos: diputados y regidores dejan posiciones ganadas por nuevas candidaturas. Si pierden, ¿merecen regresar? La gran mayoría opina que no. Gracias a todos por expresar su opinión.
O lo que es lo mismo… salto mortal triple al frente, que al tener una generosa red de protección deja de ser mortal.
Y es que asumir una candidatura cuesta.
Aunque los partidos políticos reciben cantidades de dinero extraordinarias para el desarrollo de sus campañas, buena parte de estos recursos quedan en los andamiajes de los comités ejecutivos nacionales partidistas.
Los ganadores deben de pasar una pequeña temporada de sequía antes de empezar a cobrar un salario. Los que pierden regularmente deben asumir algunos de los gastos, a esas alturas ya convertidos en deuda.
Daniel Quintero buscó ser gobernador y cuando perdió, regresó a despachar al Palacio Municipal en medio de una poderosa rechifla y del repudio de toda la opinión pública.
Jorge Hank en Tijuana actuó con la dignidad que le permite el hecho de ser un empresario de éxito económico, y al perder la contienda también por la gubernatura, dejó que su suplente siguiera hasta el final de la gestión.
Esta ocasión son varios los personajes que dejaron sus puestos de elección popular para hacerle al chapulín en la elección federal.
A juzgar por lo sucedido en el pasado, regresarán con la cola entre las patas los derrotados que necesitan el puesto, mas por el generoso ingreso mensual que representa, que por el deber democrático de actuar de acuerdo a la opinión del resto de los ciudadanos.