Los europeos se aventuraron a explorar la península a partir del año de 1534 cuando el piloto y navegante Fortun Jiménez del navío Concepción, avisto y desembarco en lo que él pensó que era una isla. Encontraron individuos que hablaban una lengua desconocida que ambulaban medio desnudos, diferentes en comportamiento y cultura que los ya conocidos, nativos del altiplano. El primer encuentro de nuestros antepasados con los europeos no fue nada agradable. Las mujeres semidesnudas, desataron en los viajeros a atacar sexualmente a las mujeres victimando a quienes se quisieran oponer, Triste inicio de nuestra “conquista” varios de los navegantes resultaron muertos y el resto decidieron huir.

Con bastante dificultad y al paso de los años, la presencia de los “conquistadores” con “espada y con cruz” avanzó por la península.

Casi 350 años después, en la parte norte de la península, en una extensión de unos 70 mil kilómetros cuadrados, en 1880 había una población estimada en unas 5 mil personas. Los lugares donde había algo de población eran principalmente sitios ex misionales y asentamientos mineros. No existía algo que se le pudiera denominar “centro urbano”

Entre 1884 y 1885, los contratos para deslindar y colonizar Baja California Norte se fueron concentrando, a través de traspasos y adquisiciones, en dos individuos: el inmigrante germano-mexicano Luis Huller y el estadounidense George H. Sisson. Éstos, unidos en la sociedad Luis Huller y Compañía, quienes en 1884 obtuvieron la concesión federal para establecer a unos 7,800 colonos que colonizaran estas desiertas tierras a cambio, recibieron unos 4 millones de hectáreas que podrían vender. No solo eso, recibieron, también franquicias para establecer ferrocarriles telégrafos, comunicaciones navales para la explotación de productos del mar tanto de origen animal como de origen mineral, incluyendo la explotación de guano, que en ese tiempo era el fertilizante de más alto consumo y precio. Ya para 1885 se estableció la Compañía Americana, luego en 1888 cambio a la Compañía Inglesa, y ya en los principios del siglo pasado el gobierno federal termino con las mencionadas concesiones.

Para 1900, según el censo general de la república, en el Distrito Norte de Baja California había 7,583 habitantes de los cuales 1,726 pertenecían a Ensenada de Todos Santos.

No sería hasta 1940 que Ensenada superara los 4,000 habitantes, y en el Territorio Norte de Baja California se censaran 78,900 habitantes. Sin duda que en esta década (1940 a 1950) es cuando explota la colonización de nuestra entidad. Si vemos los resultados de los censos nacionales de 1950, encontramos: en el Territorio Norte de Baja California 226,965 habitantes, mientras que en Mexicali 64,609, Tijuana 59,952, Ensenada 18,150 y Tecate 6,160

En el cuadro que anexamos podemos, a simple vista ver el “despegue” poblacional que se pretendía obtener en los 1880s y que tardo 60 años en ocurrir y por causas totalmente diferentes a las de un principio.