Esta aplicación surgió después del devastador tsunami ocurrido en Japón en 2011 (si, el del famoso "surimi" de Ninel Conde).

Los programadores de Facebook en Japón crearon un modesto tablero de mensajes para facilitar la comunicación entre personas que tienen necesidad de reencontrarse después de un desastre.

En el mensaje inicial, Zuckerberg destacó que el "Safety Check" surgió porque se observó como muchos usuarios utilizaban Facebook para saber si sus contactos estaban a salvo. "Conectar con la gente siempre es valioso, pero esos son los momentos en los que más importa", dijo en su momento.

Desde aquel momento hasta la fecha, el verificador de seguridad ha implementado nuevas funciones y quizá la más interesante es la posibilidad de conectar a quienes necesitan ayuda con aquellos que están dispuestos a ofrecerla.

Alimento, refugio, agua, combustible, transporte, artículos de higiene, incluso algo que está prácticamente al alcance de todos: trabajo voluntario.

Esta es, sin duda, una forma inteligente de dar sentido de comunidad a una plataforma que sistemáticamente es denostada por su frivolidad, sin embargo, algunos usuarios lo toman a juego y mientras miles de personas puedes estar enfrentando una auténtica tragedia, sus alcances solo dan para una broma: mientras unos necesitados distraen la atención solicitando caguamas y pomos, otros muy generosos ofrecen refugio a mujeres rusas o ucranianas.

Es comprensible que la premura de conectar la necesidad con la ayuda disponible, mantenga esta herramienta sin filtros, sin embargo ante un público que toma pocas cosas en serio, bien valdría la pena la implementación de algoritmos para supervisión, como los que se encuentran disponibles para otro tipo de publicaciones.

"Safety Check" esta por cumplir su tercer año y sus beneficios apenas son notables. La correcta rectoría sobre la herramienta podría derivar en una herramienta indispensable para casos de emergencia.