Promover el desarrollo académico y personal de jóvenes investigadoras (y en proceso de formación); vincularlas con mentoras que puedan asesorarlas, entrenarlas y guiarlas para que se desenvuelvan mejor en el entorno académico, y desarrollar sus habilidades de confianza y liderazgo en el inicio de sus carreras en la investigación, son los objetivos del programa Mentoras en la Ciencia–Mentees, impulsado por y para científicas mexicanas y financiado por el Consejo Británico.
Este programa agrupa mujeres científicas consolidadas, quienes fungen como mentoras y, en contraparte, jóvenes que participan como Mentees (aprendices, discípulas). Así, como discípulas participaron: Claudia Alcira Espinoza González y Gloria Salinas Lucero, estudiantes del doctorado en Nanociencias (CICESE-UNAM); Brenda Ivette Iduarte Frías, alumna del doctorado en Ciencias de la Vida del CICESE, y Marisela Garduño Rosales, recién graduada de este último doctorado.
La dinámica de esta experiencia básicamente consistió en una sesión plenaria de introducción al programa, con todas las mentoras y mentees participantes, así como de doce sesiones de interacción directa entre la investigadora guía y la estudiante o recién egresada.
Cuando las participantes aplicaron al programa, respondieron diversos cuestionarios para, con base en criterios de compatibilidad, agrupar a la investigadora con la estudiante. Desde la primera sesión las mentees establecieron sus metas y objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y oportunos (SMART, por sus siglas en inglés).
En un balance general respecto a su participación en el programa, las cuatro coinciden en su beneplácito y agradecimiento por haber tenido la oportunidad de participar en el programa que les proveyó aprendizajes personales y académicos, enriqueció su perspectiva al conocer otros puntos de vista y experiencias, les permitió conocer el camino de mujeres exitosas y ser parte de una red de mujeres en la ciencia. Seguridad, confianza y tenacidad refuerzan el vocabulario de estas jóvenes científicas <>, tras esta experiencia.
También destacan que si bien en los últimos años se ha dado una mayor visibilidad a testimonios y estadísticas relacionadas con acoso, hostigamiento y discriminación contra las mujeres, no podemos permitir que esto se “normalice” y debemos actuar todos como sociedad. Si bien existen programas que promueven la equidad de género, hace falta llevarlos a la práctica.
Aunque en el CICESE existen algunas actividades, podría implementar actividades mensuales e impulsar grupos abiertos para discutir temas relacionados con la equidad de género, talleres de sensibilización de masculinidades, charlas sobre violencia de género y campañas del estilo del día de la niña y la mujer en la ciencia, por mencionar algunos ejemplos. Esto propiciaría un ambiente de trabajo seguro, respetuoso, sensible e inclusivo.
También invitan a estudiantes e investigadoras a participar en el programa: “Es una experiencia muy enriquecedora, además de que se ha formado una comunidad de mujeres apasionadas por la ciencia que tiene como objetivo apoyarse unas a otras”.
Para Claudia Espinoza los aprendizajes más significativos fueron definir metas claras y alcanzables. La relación con su mentora, la Dra. María Susana Gutiérrez Gómez, investigadora en el Instituto Catalán de Nanociencias y Nanotecnología, en Barcelona, España, fue amena, respetuosa y sobre todo de mucha confianza.
Ambas coincidieron en asumir que aunque son mujeres en la ciencia no deben olvidar que antes que nada son seres humanos y como tales necesitan balancear su vida académica, social, familiar y personal. “En ocasiones nos olvidamos por completo que existe una vida fuera del laboratorio y a la larga eso se puede complicar. Mientras más conscientes seamos de esto, podemos ir mejorando nuestro estilo de vida”.
Las estudiantes Brenda Iduarte y Gloria Salinas compartieron la experiencia con la Dra. Viridiana Tejada Ortigoza, investigadora del Instituto Tecnológico de Monterrey, campus Querétaro, de quien recibieron las herramientas necesarias para optimizar el tiempo y tener un balance adecuado entre vida y trabajo (ahora académico).
“Tener la posibilidad de hablar libremente con alguien que ha pasado por situaciones similares a las propias en relación al camino en la ciencia te permite cambiar tu perspectiva de las cosas y mejorar la confianza en uno mismo”.
Marisela Garduño Rosales, recién egresada del CICESE, contó con la asesoría de la Dra. Mirna Valdez Hernández, investigadora del Colegio de la Frontera Sur - Unidad Chetumal. “Para mí lo más significativo del programa fue aprender a establecer objetivos SMART, en cada uno de los planos de mi vida y que las mentorías no son clases, sino un acompañamiento en el cumplimiento de un objetivo. De mi mentora aprendí muchas cosas, principalmente que está bien reconocer las cualidades propias y de los demás, y que se vale descansar sin culpa”.