Colegio católico desalojó familia
Por adeudo de colegiaturas
Una familia se quedó en la calle porque el papá puso la casa
en garantía y dejó de pagar las mensualidades del Colegio Fray Junipero Serra,
acumulando un adeudo de alrededor de 21 mil pesos que subió a 51 mil con
intereses.
La pareja de esposos se separó hace siete años, pero desde
hace tres la madre sacó a sus dos hijas de esa escuela porque no iban al
corriente en colegiaturas, materiales, entre otros requisitos.
“Mis hijas lloraban, no querían ir a la escuela, les hacían
burla los maestros porque siempre las sacaban del salón para cobrarles o no les
permitían hacer los exámenes”, relató Celia, la madre.
Explicó que el fraile de la escuela le advirtió en varias
ocasiones que como el padre era el que
inscribió a las estudiantes ella no podía reclamar los papeles para cambiarlas
a una escuela pública.
Pasó un tiempo y pidió ayuda a una empleada del colegio
quien le dijo que ninguna institución podía retener documentación y en el 2013
sacó primero a la hija de nivel primaria, quien ahora cursa en la Técnica 20 y después a la
de secundaria que asiste al Cecyte.
El pasado jueves licenciados de la barra Ayala y Asociados,
llegaron al domicilio en Villas del Sol 1 calle Monte Aragón número 147, con
una supuesta orden de desalojo.
En ese instante la menor de trece años estaba en la casa y
cuando los elementos de la
Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM), abogados y
gente del Infonavit, llamaron a la puerta no le quedó más que abrir, por su
edad no pudieron darle explicaciones solo la sacaron junto a las pertenencias y
pidieron que llamara a los padres.
La madre e hija aseguran que en ningún momento les
presentaron papeles o les entregaron copias para avalar el desalojo, y que al
contrario la abogada responsable
advirtió que llamaría al DIF para denunciar que la adolescente de 13
años estaba sola.
“Yo soy madre soltera y en ese momento fui al dentista con
mi otra hija, aquí traigo los documentos médicos del doctor donde compruebo
dónde estaba en ese momento. Encima de cómo me sentía me dice que me van a
quitar a mi hija”, narró preocupada.
Consideró que se trata de un abuso porque en tres años y
medio nadie le notificó con anticipación que tendría que dejar la casa por un
adeudo, incluso los pagos con Infonavit están al corriente.
“Si hubiera sabido del caso yo pago ese dinero pues es el
único patrimonio de mis hijas. Me dedico a vender tamales y Avón, saco adelante
a mi familia. Mi esposo y yo nos separamos pero cada semana me da para alimento
de las dos”, respondió la mujer quien en este momento fue acogida por una
familia de religión cristiana.
Ensenada Net consultó al personal administrativo del colegio
quienes se desentendieron del problema, ya que el caso ellos lo remitieron a un
bufete de abogados. Además, “esto es un negocio”, dijo una de las empleadas.