Se trata del chileno Rodrigo Núñez Arancibia, quien había construido una exitosa carrera de historiador en México y de profesor -investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Y de Juan Antonio Pascual Gay, profesor-investigador de El Colegio de San Luis.

Ambos casos me hicieron reflexionar y tratar de comprender como es que personajes de tal calibre y trayectorias tan impresionantes dentro del ramo de las investigaciones y enseñanzas históricas pueden pretender engañar usando los trabajos de otros.

Quiero abusar de este espacio donde frecuentemente relato eventos del pasado en forma de una reseña. Platicando del pasado, contando historias (verdaderas) para dar una opinión personal y propia de mi manera de pensar sobre los trabajos de narrativa histórica.

Por principio quiero escudriñar un poco sobre la muy usada palabra de “descubrir”: según la real Academia Española, la palabra “Descubrir” puede usarse para todo, me explico, sirve para: encontrar, inventar, saber lo que se ignoraba, mirar lo que no se veía, decir lo que otros no saben, destapar lo cubierto, quitarse el sombrero, delatar al escondido, desentrañar un misterio, etcétera, y algunos más etcéteras.

Ahora si ya puedo, con seguridad acusar a los redactores históricos de “descubridores” yo, en lo particular prefiero ser un husmeador del pasado.

La historia, según yo entiendo, es la recolección de los acontecimientos que han pasado en la vida del mundo y de las sociedades humanas.

El pasado es, por si, interesantísimo. De él aprendemos y reímos, nos asombramos y admiramos, nos da envidia y coraje, lo usamos de ejemplo o lo ignoramos a propósito. Lo usamos para agradar en nuestras pláticas y para impresionar a los demás por nuestros conocimientos. Sin el pasado no podemos vivir.

Y ¿Cómo contar el pasado? ¿Cómo decir cómo pasó lo que pasó? Sin decirlo como alguien ya lo haya dicho, ¿Es que solo a quien le pasa un hecho, puede ser el decidor oficial?

Hay una definición sobre “plagiador”: Un plagiador es aquel que copia ideas, expresiones o las obras creadas por alguien y las presenta como propias, sin citar al verdadero autor.

¿Copiar ideas? Mi sentido de comprensión no me permite explicarme cómo alguien puede ser dueño de una idea. ¿Es que, acaso el pensamiento, donde se generan las ideas, deja rastro gráfico, evidencia física de su existencia?

Tengo como intención el de seguir husmeando en el pasado y compartir mis “descubrimientos” con ustedes. Si, como muchas veces, presento una reseña o relato de algo que ya sabían espero que no me tilden, ni pirata ni plagiario, aunque mi comentario parezca repetitivo la intención es original.