Este acto terrorista no tuvo la misma atención en medios como lo tuvo el ataque contra París. Las razones son variadas, algunas orientadas a asegurar una conspiración internacional, otras abogan a la dinámica de los medios de comunicación en general. Lo cierto es que, a diferencia de aquella vez, no hubo ni trending topic ni filtro en Facebook. Bueno, no exactamente.

En un acto de empatía hacia las víctimas, los indonesios crearon el hashtag #KamiTidakTakut, frase en la lengua indonesia que significa “No tenemos miedo”. Aunque no ha alcanzado un status como trending topic, se ha convertido en el símbolo de fraternidad en las redes.

Pero hay otro dato que surge con la creación de esta frase. Para entenderlo tendríamos que observar las características etnolingüísticas que hay en esa región. La república indonesia se fundó en el año de 1945 reuniendo bajo su territorio varios archipiélagos e islas de esa zona (ver el mapa al pie de la columna). En todo ese territorio se hablan aproximadamente 200 lenguas, la mayoría pertenecientes a la macro-familia lingüística austronesia. Esto es como decir que en una sola nación se hablan la mayoría de las lenguas de la familia indoeuropea (francés, alemán, español, ruso, persa, etc). Se habría que considerar que Indonesia tiene el mismo territorio que México (1.9 millones de kilómetros cuadrados) con la ligera excepción de que Indonesia ocupa el cuarto lugar en cuanto a población, mientras que México ocupa el onceavo.

En México se han identificado 65 lenguas, suponiendo que sólo hay una variante de nahuatl. Aunque la diversidad etnolingüística que hay en México es grande, Indonesia nos supera por mucho. Pero no sólo eso. Debido a la forma de su geografía, es más difícil mantener redes de comunicación entre sus distintas poblaciones. Éstas tienden a cerrarse aún más y a conservar y reforzar sus idiomas. Esto no sería sorprendente, pensando que México tardó unas cuantas décadas en comunicar Baja California con el resto de la República. No obstante, lo trascendental fueron las políticas de homogeneización, derivadas de un proyecto de Estado-Nación. En México fue contundente: un sólo país, una sola lengua. En Indonesia hubo una negociación desde el principio. Se acordó que se adoptaría una lengua -una variante particular del malayo- como lengua franca. Se entendió desde el inicio que sería una lengua oficial que ayudaría a comunicar a las distintas poblaciones pero nada más. También se acordó que se usaría un alfabeto latino, a diferencia de la forma de escritura tradicional de las lenguas de la región. Aunque lleva poco tiempo desarrollándose el proyecto de la República de Indonesia, las consecuencias no han sido depredadoras hacia las formas tradicionales. Probablemente haría falta evaluar la ocupación holandesa, pero eso da para otra columna.

Todas esta serie de factores nos llevan a una forma de superar una tragedia. La frase Kami Tidak Takut viene del malayo y, como se mencionó significa “no tenemos miedo”. Lo interesante de esta construcción es que kami es el pronombre plural de primera persona EXCLUSIVO. En lenguas como las austronesias, y en realidad, en muchas lenguas de mundo, existe la diferencia entre la primera persona plural inclusivo y exclusivo. En español no hacemos esa diferencia: el "nosotros" implica tanto el hablante como el oyente, o, el hablante y alguien más pero no el oyente.

En las lenguas austronesias existen los dos términos: kita, para un "nosotros, incluyéndote a ti" y el kami que significa algo como "nosotros, excepto tú".

Por esa, y las razones etnolingüísticas expuestas, la frase usada por los indonesios contrasta con los hashtag desarrollados por los atentados en París, enunciando frases como #jesuisParis, en cuanto a su dirección. Los mensajes de París buscaban crear unidad del exterior hacia el interior. De lo internacional a lo nacional. Mientras que la frase de indonesia llama a la unidad interna, intra-nacional.

El malayo es la lengua-nación de los indonesios; a diferencia del Español, en el caso de México, esa variante de malayo es sinónimo de unidad nacional pero no de homogeneización cultural. Esa lengua es un símbolo por sí mismo, que ahora refuerza su capacidad de crear cohesión frente a acontecimientos de violencia y tensión. El mensaje dice mucho hacía afuera, pero mucho más hacia adentro. Para nosotros, a los que sólo nos queda ofrecer el hombro contra esta clase de afrentas, el vehículo del mensaje nos dice más que el contenido.