Si, así lo plantee y así también encontré rápido respuestas. Respuestas que no se quedaron solo en la lamentación, sino que se fueron a lo medular, a lo trascendente, a las propuestas.

Y coincidimos: no se trata de terminar con un evento que al paso de los años se ha vuelto una tradición para los ensenadenses. Nada de eso.Tampoco menospreciar sus repercusiones económicas.

Lo que se reclama es que este tipo de competencias se desarrollen en un marco de seguridad apropiado para el tamaño del riesgo. Nada más. No podemos quedarnos en la lamentación momentánea por la muerte de un menor arrollado por un vehículo participante en la Baja 500.

Es obligado hacer lo que se tenga que hacer para darle seguridad a la población que asiste a este tipo de eventos. De lo contrario no deben expedirse los permisos ni las anuencias.

Mil veces, insisto, una vida que muchos millones de pesos.

Pero les comenté que encontré respuestas a mi comentario. Lo mejor, respuestas con propuestas que aquí se las comparto.

Juan Carlos Pacheco Bañuelos, prestador de servicios:

“Las sanciones administrativas también son una posibilidad... Como padres también jugamos un papel importante... El consumo desmedido de bebidas alcohólicas y la falta de prudencia que mostramos como espectadores deja mucho que desear. Limitar la velocidad en zonas críticas y acuerdos entre organización y autoridades, delimitar accesos a la pista con la participación de voluntarios como

parte de la seguridad en áreas concurridas, etc.. No sería sano cortar cabezas... Soluciones, propuestas y acuerdos para que esto se traduzca en un evento que continúe con la derrama económica tan importante para la región y que garantice la integridad de los participantes y los espectadores”.

Ramon Astosga Sortillón, comunicador especializado en carreras fuera de camino:

“Si de responsables directos hablamos creo que la falta de sentido común de los padres del niño fallecido es la causa número 1 del trágico suceso del sábado pasado, sin embargo tanto autoridades municipales como promotores, Score International, también tienen su parte de culpa.

Los primeros al no poder garantizar la seguridad de la gente reunida, en este caso en el arroyo Ensenada, y los segundos al permitir que la carrera inicie bajo dichas condiciones de inseguridad.

En años pasados he visto de primera mano cómo la multitud sobrepasa los operativos en esa misma zona y si esto no había sucedido antes no fue por un éxito de las autoridades, sino por pura y bendita suerte, la cual se acabó el sábado pasado.

Como aficionado a este deporte creo que la solución inmediata es mover la salida y meta de Baja 500 y Baja 1000 fuera de la ciudad, a la zona de Ojos Negros, donde las autoridades y promotores tendrán la oportunidad de montar mejores operativos que garanticen la seguridad de los asistentes”.

Hasta el momento organizadores y autoridades no han propuesto absolutamente nada para darles seguridad a las personas que asisten a estas competencias motorizadas. Y como se ve, hay mucho que se puede y se debe hacer.