Actualmente estoy llevando a cabo una, otra más, búsqueda de información histórica, (alguien, pomposamente le pondría la etiqueta de “Investigación”) sobre los orígenes de la colonización de Ensenada, por conducto de las diversas concesiones que otorgó el gobierno central de México a algunas organizaciones y personajes. A principios de la década de los 1880 la población total en la parte norte de la Península de Baja California era sumamente escasa. Es ahí, cuando, precisamente encontramos por primera vez asociado el apellido de Nordhoff y el de nuestra comarca. Curiosamente no como negociantes de bienes raíces. Sus intereses, en Baja California nunca fueron de negocios. El aspecto financiero no fue ni causa ni resultado de su relación con este terruño. La dinastía de la familia Nordhoff, ampliamente conocida, y reconocida, en los medios literarios por más de 130 años nos han dejado una plétora de historias reales, novelas de aventura, descripciones históricas y geográficas, estudios sociales, vivencias personales, análisis políticos, etc., y un más largo etcétera.
Uno de estos personajes fue Charles Walter Nordhoff que llego a vivir en lo que fue y es el Rancho El Ramajal. Unos 30 años después y bajo el seudónimo de Antonio de Fierro Blanco. Walter escribió dos libros cuyos títulos son “The Journey of the Flame” y “Rico, Bandit and Disctator” (La jornada de la flama y Rico, bandido y dictador) ambos éxitos inmediatos. Las ilustraciones en ambos libros fueron realizadas por el gran maestro muralista y pintor don Alfredo Ramos Martínez.
Hoy en esta reseña, quiero dedicar unas cuantas líneas al primero de estos libros: La Jornada de la Flama es una crónica que hace el señor Don Juan Obrigon, quien según la obra, fue conocido por los últimos 100 años de su vida como Juan Colorado, y para la “indiada”, los nativos Bajacalifornianos, como “La flama”. Describe a don Juan Obrigon como originario de San José del Arroyo, habiendo nacido en 1798, quien, al final de su jornada transpeninsular muere en el Gran Cardón, cerca del antiguo poblado de El Rosario, muere, dice el relato, con su cara mirando al sur. Es en si una novela de amor. De amor del bueno, no entre personas sino entre un individuo y una comarca. El amor al terruño. Para lograr querer nuestro entorno hay que conocerlo y en esta novela, hay mucha realidad, tanta realidad como la vida misma.
Se debe hacer notar que todas las descripciones de las Misiones, caminos, (lugares en fin) y de la flora y fauna descrita fueron obtenidos por Walter, ya sea directamente por vivencias personales o por documentación fidedigna y corroborativa.
Hoy en día, con tan poca educación histórica en nuestros centros de enseñanza, este libro es sin duda un magnifico medio de descubrimiento de nuestra querida península.
Ya pronto presentaremos los trabajos de búsqueda que estamos haciendo. Por lo pronto hago una invitación a mis amables lectores para que busquen los mencionados libros y descubran a nuestra tierra en los ojos, y pluma, de un extranjero que no busco el beneficio personal y si nos dejó en cambio una maravillosa herencia cultural.