La confianza en la tradición: La preferencia de los consumidores hacia recetas tradicionales y sabores de antaño está recobrando cada día mayor importancia.

Poder a los vegetales: Un repunte significativo en el consumo de vegetales, semillas y frutos secos, independientemente de las costumbres de los veganos. Existe una creencia poderosa de que son alimentos relacionados con una “vida saludable”.

No desperdicio alimentario: Conscientes de la enorme cantidad de desperdicio industrial y doméstico de los alimentos, los consumidores comienzan a comprar ingredientes que tiempo atrás habrían tirado a la basura, los “alimentos imperfectos” en el mercado.

El tiempo es esencial: La rapidez de las empresas para entregar los productos frescos de los campos (agrícola o pesquera) a los consumidores marcará un gran crecimiento en este rubro.

Productos nocturnos: La idea de hacer llegar los alimentos y bebidas sin importar la hora, obliga a las marcas a diseñar productos relajantes que incluso puedan favorecer el sueño y el descanso. Los establecimientos que funcionan 24 horas, paulatinamente estarán incrementando la venta nocturna.

Salud para todos: Alimentos de calidad que durante mucho tiempo, por su alto costo son prohibitivos para la inmensa mayoría del sector popular, hoy se vuelven una gran oportunidad para innovar productos que pueden estar al alcance de todos. El mejor ejemplo son las frutas y verduras de temporada que al no cumplir los estándares del mercado en cuanto a forma, color o tamaño, se comercializan en empaques especiales en un cuarta parte de su precio normal.

Sin duda alguna, la tradición, la conciencia, la salud y la economía son las principales influencias para la próxima generación de productos que consumiremos.

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