Quitarle la vida al fotoperiodista Ramiro Araujo Ochoa para robarle, le costará a Gael y Daniel dos adolescentes de Ensenada, solamente cuatro años y cinco meses de su vida, una sentencia que el hijo de la víctima cuestionó por la superficialidad con que el Juez valoró la vida de su padre ante los dos agresores que actuaron como adultos.
Caín Ramiro Araujo Aguilera es el hijo de la víctima quien recordó como este asesinato, afectó severamente a toda su familia, en especial a él, que con la madurez había logrado una relación con su padre, al que además consideraba su amigo.
Como se recordará, la madrugada del 21 de febrero los dos adolescentes asesinos, Gae y Daniel, asaltaron a Ramiro, quien regresaba de trabajar. Al oponer resistencia fue acuchillado por los delincuentes, en hecho ocurrido en pleno Bulevar Costero, de ahí que hubiera testigos del crimen.
Ambos adolescentes de 16 y 17 años de edad contaban con historiales delictivos, eran usuarios de drogas y al parecer intoxicados realizaron el ataque contra el fotoperiodista.
A minutos del crimen fueron detenidos por agentes policiacos y a cuatro meses de distancia los menores, fueron sentenciados el pasado 27 de junio, a purgar cuatro años y cinco meses encerrados. Una condena mínima para la magnitud del crimen cometido consideró su hijo.
El hijo de la víctima estuvo en las audiencias, una experiencia dolorosa al conocer de voz de un testigo, como pedía a sus agresores que lo dejaran “ Ya suéltenme” pidió en más de una ocasión a los homicidas, quienes lejos de soltarlo, le enterraron la navaja para robarlo.
En esos momentos recuerda, sintió impotencia, coraje, dolor, especialmente al saber que compartía en esos momentos la sala con los dos criminales.
A lo largo del proceso fueron cuatro las audiencias, en las que por tratarse de menores se realizan a puerta cerrada, solo permitieron familiares directos y estuvieron en el sitio, el papá de uno de los asesinos y la mamá de otro, precisa Caín.
Los adolescentes vivían en la misma colonia que su papá, es posible que alguna vez se hayan cruzado en algún espacio, eran vecinos finalmente.
Ambos eran problemáticos, tenían antecedentes delictivos y entraban y salían de centros de rehabilitación pese a la corta edad.
Caín Ramiro decidió dar entrevistas para manifestar su inconformidad por la brevedad de la sentencia para dos criminales, juveniles, pero criminales al fin de los cuales duda que modifiquen conducta.
Sus familias en cambio, estaban consternadas, y pidieron disculpas por ellos llorando. ‘Lo sentimos mucho, nos decían llorando, la mamá y el papá de cada uno de ellos”
“La respuesta de mi familia, dijimos que sentíamos lo que sus hijos habían hecho, pero que sus hijos tenían que pagar ante la justicia y que nosotros perdonábamos a sus hijo”.
“¿Guardar rencor, resentimiento, planear algo, una venganza, algo?… No me va a regresar a mi padre. La verdad no, estoy tranquilo”
“Hace unos días, - recordó-, el 14 de julio, estuve en el panteón porque fue su cumpleaños y el hecho de ya no toparlo por la calle o por el mercado, pues es muy complicado, afectó mucho la vida mía, la verdad, porque yo te estaba teniendo y tenía un vínculo con mi padre, de padre-amigo como nunca habíamos tenido, de padre-hijo, de padre-amigo, de amigo a padre, y estábamos teniendo una relación muy hermosa y sí, me afectó mucho.
Por ahora ni él ni su familia han buscado a legisladores o abogados, a una autoridad para pugnar por una iniciativa por un proyecto que derive en penas más severas para este tipo de delitos cometidos por adolescentes.
No fue un robo que se salió de control, fue un asalto a mano armada y un homicidio a sangre fría.
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